La
primera propuesta en danza para el verano de celebración de los 30
años del Festival Castell de Peralada,
se saldó con un éxito total de la mano de los jóvenes bailarines
de la Alvin Ailey II,
la formación junior de la aclamada compañía con sede en Nueva
York. Tres coreografías actuales (2015) más el mítico Revelations
(1960), icono de la compañía, nos hicieron vibrar de la mano de sus
atléticos y talentosos bailarines.
Carolina
Masjuan
El
30 de marzo de 1958 Alvin Ailey
y un grupo de bailarines de danza moderna, todos de raza negra,
actuaron por primera en Nueva York. La troupe se desplazaba en lo que
ellos llamaban “the station wagon tours” un automóvil que
conducía un viejo amigo de la compañía, Mickey
Board. Sus trabajos incorporaban a
menudo temas de su experiencia afroamericana
y juntos cambiaron para siempre el mundo de la danza. Desde entonces
ha llovido mucho, pero el espíritu de la compañía ha permanecido
intacto, esa misión pionera de ser una comunidad cultural extensiva
que acerque la danza, ya sea mediante la formación o como
espectáculo, a todo tipo de público, sigue siendo su motor.
Something Tangible de Ray Mercer. Foto: Toti Ferrer |
Fundada
en 1974 como “Alvin Ailey Repertory Ensemble”, dieciséis años
después de que la compañía “madre” la Alvin
Ailey American Dance Theater (AAADT)
presentara su primera coreografía, la actual Alvin Ailey II ha sido
dirigida por Sylvia Waters
hasta 2012. Bajo su liderazgo, la Ailey II se fue consolidando como
una de las más aclamadas y queridas compañías de danza moderna.
Con
Troy Powell como
Director Artístico, esta joven formación continúa entusiasmando a
sus audiencias mediante la fuerza y motivación de unos artistas
excepcionales y contratando trabajos de nuevos coreógrafos. Su forma
de bailar ha sido definida como “extreme dancing” sus saltos
son alucinantes, sus extensiones asombran
y su interpretación convence. Ello la ha situado entre las más
exitosas del mundo y ha contribuido a crear el “mini-imperio”
Ailey con un teatro, una escuela, programas comunitarios y dos
compañías. Un sueño, vaya.
Something Tangible de Ray Mercer. Foto: Toti Ferrer |
‘In
&Out’ de Jean Emile
abrió la noche. El norteamericano Jean Emile se graduó en la ‘The
High School of the Performing Arts', 'The School of American Ballet'
y
‘The Alvin Ailey American Dance
Center', es ex bailarín del
‘Nederlands Dans Theater' y
de la Compañía Nacional de
Danza así como maestro de danza de los
castings del ‘Cirque du Soleil' y
‘Franco Dragone productions'.
Afincado en Barcelona, colabora en el Casinet
d’Hostafrancs como profesor de danza
pero es coreógrafo residente de la Alvin Ailey.
Su
propuesta combina diferentes técnicas requiriendo bailarines
versátiles capaces de asumir las dificultades del ballet clásico
pero con la ductilidad de un baile más jazzy.
Esta pieza nos sitúa en un mundo adolescente actual, un juego con
situaciones divertidas, que les van como anillo al dedo. Energía en
estado puro, goce por y para la danza que seduce al público.
In & Out de Jean Emile. Foto: Toti Ferrer |
Something
Tangible es una pieza creada
por Ray Mercer, ganador
de numerosos premios de danza y por sus trabajos en Broadway donde es
el coreógrafo de moda. Con los doce bailarines de la
compañía en escena, incluye un difícil solo bailado por Jacob
Lewis requiriendo gran control y
equilibrio y un paso a tres ejecutado por Courtney
Celeste Spears, Nathaniel Hunt y
Gabriel Hyman,
duos y trios de gran dificultad técnica con lifts
muy complicados que incluso el resto de bailarines vitoreaban entre
cajas.
Los
bailarines calzan calcetines con los que se deslizan por el
linóleo ataviados con un vestuario contemporáneo al
servicio de músculos de acero en cuerpos elegantes y flexibles.
Inspirada en las emociones que despiertan y animan el espíritu
humano, los bailarines dan forma a distintos momentos que reflejan
sensaciones de amor, pasión, miedo, duda,…. Una amplia gama de
registros musicales que incluyen a Max
Richter, Ólafur Arnalds, Geoff Bennett, así
como una creación original de Bongi
Duma.
Y
para finalizar la aclamada, icónica, magnífica, ‘Revelations’,
la creación de danza moderna más representada de la historia desde
su estreno en 1960. En el Liceu hace cuatro años la vimos por la
compañía madre y seguro que todos quienes asistimos, conservábamos
en la retina las imágenes de ese elenco de sensacionales artistas de
color ataviados por trajes blanquísimos.
La espiritualidad
del góspel y el blues, la pasión, la emoción, puestos en
escena de forma maravillosa en una coreografía que recoge momentos
de la vida de los habitantes de raza negra del sur de los Estados
Unidos de América. Una reivindicación de los derechos de los negros
y contra el racismo que emociona y entusiasma a partes iguales. La
audiencia participa de la fiesta en la parte final con el famoso
espiritual "Rocka my soul in the Bosom of Abraham” que se
celebra con un bis y desata la euforia.
En los saludos, se ofrece a la compañía un cesto con rosas rojas que Troy Powell, acompañado por algunos bailarines va lanzando a la platea para deleite de todos y sobretodo de algunas afortunadas espectadoras.
La Alvin Ailey American Dance Theater en Revelations. Foto: Nan Melville |
En los saludos, se ofrece a la compañía un cesto con rosas rojas que Troy Powell, acompañado por algunos bailarines va lanzando a la platea para deleite de todos y sobretodo de algunas afortunadas espectadoras.
In & Out de Jean Emile. Foto: Toti Ferrer |
¡Mucha suerte chicos y gracias por una noche excepcional! Y gracias Peralada una vez más por una magnífica noche de danza y un programa cuidado que además ¡incluye los elencos! Algo imprescindible a nuestro juicio que todos deberían tomar como ejemplo.
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