domingo, 27 de octubre de 2013

Bach Dances, por el Ballet Nacional de Polonia

The Kisses. Foto:Ewa Krasucka

Con la música de Bach como hilo conductor y con la participación de la Orquesta y el Coro del Gran Teatre del Liceu, dirigidos por Jakub Chrenowicz, la compañía polaca nos presentó cuatro coreografías distintas. Un compositor, cuatro obras y cuatro coreógrafos. 

En Bach Dances se encuentran cuatro miradas sobre cómo traducir en movimiento a uno de los músicos que más han fascinado a la danza, desde Balanchine a Forsythe y desde Duato a Platel, pasando por Spoerli, entre un gran número de creadores coreográficos.

Carolina Masjuan

Abre el programa The kisses, una pieza del polaco Emil Wesolowski, en la que los bailarines ponen movimiento al Concierto para clavecín núm. 1 en Re menor. Inspirada en los poemas de la poetisa polaca contemporánea Halina Poswiatowska, “poesía de la danza, una inspiración divina y... besos -tímidos, tiernos, apasionados-”. Seis parejas y un solista para una coreografía luminosa a la que embellece un hermoso vestuario de seda de colores vivos obra de Magdalena Teslawska. Los movimientos de los bailarines incorporan pasos y gestos de las danzas barrocas en una simbiosis perfecta con la música. Yuka Ebihara, primera solista de la compañía, baila con seguridad y delicadeza, ella será la gran protagonista de la noche con roles destacados en cada una de las piezas, excepto en The Green, totalmente masculina. Maksim Woitiul, también primer solista, ejerce como maestro de ceremonias con una danza enérgica y académica.

Concerto Barroco. Foto: Ewa Krasucka
La segunda pieza, la ya conocida y siempre admirada Concerto Barocco de George Balanchine, es un ejercicio de danza pura en la que sobresale el dúo de las bailarinas interpretando al primer y al segundo violín del Concierto para dos violines en Re menor. Esta obra se inició como un ejercicio de George Balanchine para la escuela del American Ballet, entrando posteriormente en el repertorio del Ballet Ruso de Montecarlo. Concerto Barocco fue uno de los tres ballets del programa de la primera representación del New York City Ballet. “Ballet is woman” decía Balanchine, y efectivamente, en Concerto Barroco, como en muchas otras de sus obras, las bailarinas son las reinas de la fiesta. Un único varón sale esporádicamente en escena con la única misión de realzar a la mujer. La pieza está correctamente interpretada y se gana largos aplausos.

Y después de esta pieza hiperfemenina, le llega el turno al ballet masculino The Green, con la música «Herr, unser Herrscher», coro de la Pasión según San Juan, BWV 1043 interpretado por el Coro del Gran Teatre del Liceu que dirige José Luis Basso. Ed Wubbe eligió un fragmento de la Pasión según San Juan para expresar la vulnerabilidad del ser humano mediante los cuerpos de siete bailarines evolucionando sobre un cuadrado verde. La música y el coro subyugan y emocionan, no así la danza, el movimiento no está a la altura y tampoco los intérpretes parecen estar demasiado involucrados en la transmisión de esa vulnerabilidad.
The Green. Foto: Ewa Krasucka
Cierra la función In Light and Shadow de Krzysztof Pastor, con música de las Variaciones Goldberg y la Suite orquestal núm. 3 en Re mayor. Una obra coral que incluye algunos hermosísimos duetos, como el primer paso a dos, con la preciosa música de las Variaciones Goldberg y con unos magníficos Yuka Ebihara y Vladimir Yaroshenko. La pieza evoca escenas barrocas, la pintura de Vermeer también se hace presente, con un estudiado juego de luces y sombras y los acertados trajes de Tatyana van Walsum. Maria Zuk, Sergey Popov, Maksim Woitiul, Ewa Nowak y Adam Kozal por citar sólo a los artistas más destacados, pero también todos los demás bailarines de la compañía polaca, nos brindaron una magnífica despedida con esta brillante pieza.

Además de sus actuaciones en casa, el Ballet Nacional de Polonia realiza sendas giras como la que le ha traído al Liceu. En la segunda mitad de esta  temporada abarcarán dos grandes producciones coreográficas: Romeo y Julieta con el Joffrey Ballet de Chicago y La tempestad, basado ​​también en Shakespeare, con el Ballet Nacional de Holanda en Amsterdam.
In Light and Shadow. Foto: Ewa Krasucka

Desde que Krzyszof Pastor se hiciera cargo del Ballet Nacional de Polonia en 2009 la compañía se ha internacionalizado. Hoy el 35% de los bailarines son extranjeros y como en cualquier compañía europea hay españoles. Fantásticos bailarines que aquí no son valorados, cuyo arte no es apreciado y que se ven obligados a emigrar para delicia de las múltiples compañías existentes en el resto de Europa dónde sí se sabe qué es Cultura.
No es que fuera una gran noche de ballet pero ¡qué envidia ver una compañía con un rico repertorio, con un elenco numeroso, con sede en un teatro de ópera! ¡Cuánto nos gustaría que Barcelona y el Liceu se dieran cuenta de lo que aporta cultural y también económicamente una compañía de danza a cualquier ciudad y a cualquier teatro!

sábado, 26 de octubre de 2013

Maravilloso y seductor el Bolero de Ullate

Marlen Fuerte y Josué Ullate interpretando Bolero


Espectacular el Bolero que ofrece estos días el Víctor Ullate Ballet en los Teatros del Canal. El público asistente al teatro madrileño podrá disfrutar también de las piezas Seguiriya y Après toi, ambas coreografías de Ullate, al igual que la de Bolero y; Tres, de Eduardo Lao.


Lola Ramírez
De la indiscutible calidad técnica de los bailarines que integran la compañía que dirigen Víctor Ullate y Eduardo Lao hay poco que decir que no se haya dicho antes. Tienen una técnica prácticamente perfecta, unos cuerpos trabajados para que la danza surja liviana y expresiva, como sin esfuerzo. Quizás lo único que se le puede cuestionar a Ullate es ese sello tan particular que tiene y que inculca en sus bailarines que a veces vuelve repetitivos los pasos coreográficos.

Particularmente en el espectáculo al que me refiero, me han llamado la atención, tres bailarines, Dorian Acosta, impresionante en su interpretación de Après toi, pieza que Ullate ha compuesto en homenaje a su maestro, Maurice Bèjart. Estrenada en el Auditorio de Palma de Mallorca en noviembre de 2009, se trata de una obra con música de BeethovenLa Sinfonía nº 7, en particular, y el resto de las partituras del genial músico alemán, traen a la memoria de Ullate la figura de su maestro. "Existe en mi mente un paralelismo inevitable entre la música de Beethoven y la personalidad de Maurice: delicadeza, genialidad y magnificencia, son características comunes", afirma Víctor.

El director del Víctor Ullate Ballet dejó para broche del espectáculo Bolero, la obra con la que sabía iba a impactar a su público. Esta pieza, estrenada el pasado 19 de Julio en Vichy e inspirada en la pieza musical de Maurice Ravel está ambientada en la década de los años veinte del siglo pasado y rinde homenaje a esa época y a sus ballets, que cambiaron la concepción de la danza como algo exclusivamente femenino. En el Bolero de Ullate, feminidad y masculinidad  se dan la mano con una exquisita sensualidad que llega con intensidad al público. Maravillosa la bailarina Marlen Fuerte, excelente técnica y elegante en su ejercicio de seducción. Josué Ullate es, en este caso, un partenaire a la altura de su pareja, un bailarín que a pesar de su juventud muestra una depurada técnica, producto sin duda de la firme y experimentada enseñanza de su padre y maestro.

Teatros del Canal
Víctor Ullate Ballet
17 de Octubre a 3 de Noviembre de 2013
25 Aniversario. Programa cuádruple integrado por:
BOLERO-Seguiriya-Tres- Après toi

Equipo Artístico
Director: Víctor Ullate - Director adjunto: Eduardo Lao
Bailarinas: Zara Calero, Sophie Cassegrain, Leyre Castresana, Elena Diéguez, Marlen Fuerte, Kana Nishiue, Laura Rosillo, Reika Sato, Alba Tapia y Zhengjia Yu
Bailarines: Dorian Acosta, Lorenzo Agramonte, Mariano Cardano, Mikael Champs, Matthew Edwardson, Oliver Edwardson, Jonatan Luján, Stefano Maggiolo, Cristian Oliver, Josué Ullate
Asistente de Dirección: Ana Noya
Asistente Coreográfica: Susana Riazuelo
Maestros de Compañía: Víctor Ullate, Ana Noya y Susana Riazuelo
Pianista: Alexandre Khvedkevich

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miércoles, 23 de octubre de 2013

¡Un Don Quijote Real!


Loïc le Duc
TraduccionCarolina Masjuan


Kitri / Marianela Nuñez - Basilio / Carlos Acosta
Foto : Michaël Sharpe

¡Qué felicidad! ¡Qué placer nos brinda este Don Quijote revisado y corregido por la estrella cubana del Royal Ballet, Carlos Acosta!

Don Quijote / Christopher Saunders
Foto : Johan Persson
Hay que decir que el descubrimiento, por la tarde, entre bastidores, del Covent Garden, ya provocó que se nos hiciera la boca agua. En el taller de vestuario, donde los "manitas" atestiguan la precisión y la calidad de su trabajo, le sigue la visita del backstage, desde varias ventanas estratégicamente situadas en altura, después de haber deambulado por los bastidores de la Royal Opera House, donde nos encontramos con los estudiantes y los bailarines de la compañía: allí, Sarah Lamb, calzando sus puntas, hace estiramientos, aquí, Steven McRae, sin aliento, comparte anécdotas con sus colegas ... antes de disfrutar, durante diez minutos, de Akane Takada que toca las castañuelas y manipula con gracia el abanico mientras ensaya las famosas variaciones de Kitri bajo la atenta mirada de Lesley Collier. Luego, al caer la noche, nos apresuramos para escapar de la incesante lluvia que riega la capital inglesa para acudir a la ópera y seguir, una vez más, las aventuras caballerescas del Hombre de La Mancha. 
Quien durante su carrera como bailarín estrella internacional, interpretó Basilio en numerosos escenarios internacionales, extrae de las versiones firmadas por Alicia Alonso, Rudolf Nureyev o Alexander Gorsky, las ideas maliciosas y las completa con su sello para ofrecernos un "Quijote " fresco, burbujeante, original y lleno de detalles divertidos.

Ya en el prólogo, se establece el tono. Don Quijote aparece majestuoso en su batín de brocado, cautivado por Dulcinea. Su siervo fiel, Sancho Panza, se ampara bruscamente de un pilar del dosel de la cama, que ofrece a su dueño que se encuentra así armado con una lanza. Y he aquí a los dos compadres dispuestos a las andadas, en busca de amor y aventuras románticas. 

Kitri / Marianela Nuñez - Basilio / Carlos Acosta
Foto : Johan Persson

El primer acto se abre con una bonita plaza del pueblo, de colores claros, acariciados por el sol. Más parece que estuviésemos en Trinidad que en Andalucía, pero ¡qué importa! Personajes y decorados se mueven constantemente, creando una atmósfera cálida, viva, que nos recuerda nuestros lugares de veraneo. Sucesivamente la casa de Camacho y luego una calle ruidosa y animada, el decorado móvil no entorpece la escena y respeta la danza. Los hermosos trajes en tonos pastel, subrayan el ambiente pastoril y cordial que reina sobre el escenario. La entrada de Kitri, volcánica, contiene todo lo que cabe esperar de la heroína de la noche. Todo el mundo está agitado, hablando y alzando el tono, toma parte en la vida del pueblo y en los amoríos de nuestros dos tortolitos.

Camacho / Bennet Gartside 
Foto : Johan Persson
El segundo acto nos ofrece el toque más personal de esta producción. Sobre un fondo de color rojo brillante, Kitri y Basilio bailan, como en la versión de Nureyev, un lírico pas de deux con música de La Bayadère. Después, es cuando reconocemos la huella del Acosta coreógrafo, que nos propone una escritura ágil y contemporánea, marcada por las figuras tomadas de la capoeira para ilustrar la escena de los gitanos. Esta atmósfera sobre excitada, termina alrededor de una fogata donde músicos y bailarines se re-encuentran en escena mientras que los "Guapo" y otros " ¡Vaya, otra vez!" se fusionan con el sonido de las guitarras flamencas. El sentido de la narrativa está aquí especialmente estudiado y resulta seductor hasta el punto de que la escena de las dríadas, con sus luces púrpuras, sus flores gigantes y sus tutús, se nos aparece como un verdadero sueño del caballero de La Mancha. 

El tercer acto se abre con la escena de la taberna, concebida de forma muy hermosa. A la luz de las velas, se baila sobre las mesas entre dos cervezas, se abraza cariñosamente... todos los protagonistas de la obra se re-encuentran y cada uno de ellos se muestra excelente, totalmente involucrado y feliz de participar en la fiesta. Todos los elementos de la tradición se incluyen: el fandango, la falsa muerte de Basilio y el Grand Pas de Deux clásico que toma aspecto de apoteosis cuando es bailado por Marianela Núñez y Carlos Acosta. Ambos artistas nos ofrecen, una vez más, con perfecta igualdad, el virtuosismo en el que puede caber lo más conseguido y agradable: es brillante, preciso y espectacular sin ser nunca sensacionalista. 

Foto : Johan Persson

La partitura de Minkus, revisada por Martin Yates, sigue de muy cerca la escritura coreográfica y contribuye a la consistencia de esta producción: es aérea, melódica y... digestible!

En relación a la interpretación, Carlos Acosta no nos proporciona un Basilio con baile explosivo. No obstante, no por ello, su danza deja de ser ligera, fluida, aérea y sentida. Cada paso, cada variación, están muy bien controlados y estudiados. Las recepciones son perfectas. En cuanto al "partenariado" no podría ser más natural, con la fogosa argentina se conjuga en superlativo. Los portés a la rusa son impecables, inacabables.... y la pausa musical brindada por la orquesta, subraya esta longevidad, por supuesto, relativa, pero el público de Londres contiene la respiración. Y demuestra su admiración por ambas estrellas que a lo largo de la obra, instalan un ambiente muy "caliente" lleno de complicidad. 

Basilio / Carlos Acosta
Foto : Johan Persson 
Diez años después de ser nombrada principal tras su interpretación de Kitri, Marianela Nuñez ofrece un personaje vivaz, con un temperamento fuerte. Tan pronto seductora, como traviesa, romántica y enamorada, la bailarina pone su técnica impecable al servicio de su personaje y aborda con facilidad las dificultades. Los 32 fouetés del tercer acto son magistralmente ejecutados y terminados con gran delicadeza ¡Lo nunca visto! Pero más allá de estas cualidades inconmensurables, Marianela luce una sonrisa generosa que nos hace, sin duda, cómplices de las acciones de su Kitri. 

Entre los papeles secundarios, que merecerían todos ser citados, nos quedamos con la magistral interpretación de Laura Morera, Mercedes con un aplomo innegable y una danza perfecta. La encantadora Elizabeth Harrod es un Cupido vivaracho, con una musicalidad brillante. Ryoichi Hirano está impresionante, con su orgullo, su masculinidad y su humor como Espada. Entre estas personalidades radiantes, Melissa Hamilton tiene algunas dificultades para imponerse como Reina de las dríadas. 

Los papeles de carácter no se quedan atrás y el peso de los personajes que les da esta producción, otorga toda la coherencia al libreto y al feliz final de la historia: Gary Avis, Christopher Saunders, Philip Mosley, sobresaliente en la pantomima y con una referencia especial al hilarante Gamache de Bennet Gartside, burgués escandalosamente ridículo que, claro está, busca "Señora a su medida" ... porque en el mundo del Don Quijote revisado por Acosta, bien está lo que bien acaba... para delicia de los espectadores!

Kitri / Marianela Nuñez
Foto : Johan Persson



Don Quijote - Royal Ballet / representación del 11 de octubre 2013

Produccion y coreografia - Carlos Acosta
Musica - Marius Minkus revisada por Martin Yates
Decoracion - Tim Hatley

Don Quijote - Christopher Saunders
Sancho Pancha - Philip Mosley
Lorenzo - Gary Avis
Kitri - Marianela Nuñez
Basilio - Carlos Acosta
Camacho - Bennet Gartside
Espada - Ryoichi Hirano
Mercedes - Laura Morera
Reina de las dríadas - Melissa Hamilton
Cupido - Elizabeth Harrod
Dulcinea - Christina Arestis


Espada / Ryoichi Hirano
Foto : Johan Persson 

domingo, 13 de octubre de 2013

Coppélia por el Ballet de Cuba en L’Atlàntida de Vic

El Ballet de Cuba en la danza de las Czardas. Foto: Albert Alemany

El Ballet de Cuba nos visita de nuevo en una extensa gira por España, con un programa variado. Presenta sobretodo el Lago de los Cisnes, que ya vimos por Cataluña hace dos años -entonces junto a Cenicienta y de los que ya hablamos en Ballet y más- y Coppélia. Pero además de alguna función de "Shakespeare y sus Máscaras” en Granollers, Alicante o Córdoba, se hará una única representación de Giselle en el Teatro de la Maestranza de Sevilla el día 2 de noviembre. 

Carolina Masjuan

Será esta Giselle una función muy especial ya que en esa fecha, en 1943, en el Metropolitan Opera House de Nueva York, se produjo el debut de la mítica bailarina y coreógrafa cubana como protagonista del título romántico por excelencia, consagrándola a ella y catapultando definitivamente a la danza clásica cubana hasta lo más alto de la esfera internacional. Alicia Alonso, que a sus 93 años es un mito vivo de la danza contemporánea, aún acompaña a la compañía en sus giras, por lo que se augura una muy emotiva y especial función, recordando esa otra acaecida hace ya la friolera de 70 años.

Coppélia en l'Atlàntida de Vic. Foto: Albert Alemany
Por nuestra parte, nos desplazamos a Vic, la capital de la comarca catalana de Osona, para, desde su magnífico teatro L’Atlántida, disfrutar de este delicioso ballet que tan poco podemos ver por estos lares, porque si exceptuamos la versión moderna en clave de musical del Ballet de Víctor Ullate, tendríamos que remontarnos a hace casi ya veinte años, ya que la última vez que una compañía trajo la Coppélia clásica a Barcelona fue el ballet de Roland Petit, cuando aún Lucía Lacarra estaba con ellos y nos deleitó con una magnífica Swanilda en el Teatre Victoria mientras se estaba reconstruyendo el Liceu después del incendio de 1994. 

Coppélia es una fiesta, es uno de esos ballets que crean afición, muchos niños en el teatro, algunos ya fans entusiastas por conocer la historia gracias al DVD del Royal Ballet y totalmente dispuestos a disfrutar de su ballet preferido en vivo y en directo. La Atlàntida es uno de esos teatros de capital de provincias que vela por crear afición, favoreciendo el contacto directo del espectador con los artistas mediante charlas, ensayos, clases... Nosotros no nos perdimos el final de la clase y el ensayo abierto al público que nos permitió ver cómo los bailarines se adaptaban al escenario, pulían detalles, y eran dirigidos por su maestra repetidora. Un placer entrar ya en materia, descubrir a "viejos" conocidos de la última vez en que la compañía nos visitó hace dos años. Echando también de menos a algunos, como Osiel Gounod, que nos dejó entusiasmados entonces y que, siguiendo los pasos de las super-estrellas Yolanda Correa y Yoel Carreño, se ha incorporado a la compañía de Ballet de la Ópera de Oslo. 

Yanlis Abreu, Jessie Domínguez, Massiel Alonso
y Regina Hernández. Foto: Albert Alemany
Cuenta además este ballet, como baza muy a su favor, con la preciosa música de Leo Delibes de la que Tchaikovsky manifestó que fue la causa de su disposición a componer para ballet. Pero antes de disfrutar del sólo de Swanilda tratando de captar la atención de la muñeca, con esa deliciosa melodía del vals del primer acto, lo primero que uno aprecia al abrirse el telón, son los decorados y el vestuario.  Los gustos europeos no encajan totalmente con lo que a menudo nos ofrece la compañía cubana en estos aspectos, seguramente también los medios de otras compañías que estamos más acostumbrados a ver, son otros, así es que crea un poco de sorpresa, pero ésta desaparece pronto cuando la danza entra en juego. El elenco es muy joven pero ¡que virtuosismo el suyo y que delicia verles! Lo que además demuestra el gran talento existente en la isla y lo bueno de su escuela.
 

Grettel Morejón estuvo fantástica como Swanilda, no sólo a nivel técnico, realmente espectacular su forma de clavar las puntas sin la mínima vacilación tras una variación difícil, sino como dueña del papel. Ernesto Álvarez, excelente partenaire, la secundó con poderío.

Lissi Baéz en las Czardas estuvo deliciosa, con una gran ligereza y musicalidad. El cuerpo de baile, aunque acusando algún desajuste, mostró calidad y solvencia.

Grettel Morejón, Swanilda. Foto: Albert Alemany

Toda la pantomima, muy exigente en este ballet, estuvo perfectamente resuelta haciendo la historia comprensible y provocando la sonrisa e incluso las carcajadas del espectador. Las amigas de Swanilda: Yanlis Abreu, Jessie Domínguez, Massiel Alonso y Regina Hernández y los amigos de Franz: Arián Molina, Alfredo Ibáñez, Omar Morales y Roberto Vega, convencieron en sus variaciones, así como un Doctor Coppélius (Ernesto Díaz)  tragicómico, que provocaba sentimientos entrecruzados, como debe ser.

En el tercer acto, las variaciones del Amanecer (Dayesi Torriente) y  la Oración (Mayrel Martínez) estuvieron bien bailadas. Se notó algún desequilibrio en los dificilísimos portés en los que las bailarinas van saltando una tras otra desde el suelo al hombro de sus respectivos partenaires. Ya en el ensayo de la tarde, se identificó esta parte como una de las más necesitadas de práctica.

Fue una buena función de ballet, todos salimos contentos, tarareando las partes más conocidas y esperando el regreso de la compañía con otros ballets de repertorio.