jueves, 2 de mayo de 2019

El Ballet de la Ópera de Lyon en el Liceu

Petite Mort. Foto: A. Bofill

Con un programa compuesto por tres de los más emblemáticos ballets de Jiri Kylian, la compañía francesa volvió al Liceu tras muchos años de ausencia. Jiri Kylian es gran conocido del público de la Rambla Barcelonesa ya que la compañía que él dirigió durante tantos años, el Neetherlands Dance Theater, fue programada en bastantes ocasiones, aunque con sus piezas más contemporáneas. 

Carolina Masjuan 

En esta ocasión, con el Ballet de la Ópera de Lyon, hemos podido disfrutar de un programa exquisito en el que la maestría del coreógrafo checo nos muestra la belleza del cuerpo humano en movimiento con una sutileza, elegancia y refinamiento excepcionales. 

Wings iof Wax. Foto: A. Bofill
Las coreografías de Jiri Kylian (Praga, 1947) están en el repertorio de las más reputadas compañías y son muchos los bailarines que han sucumbido a la belleza de sus propuestas, deseando poder bailarlas. Este programa del Liceu nos presenta algunas una de sus obras más emblemáticas como sobretodo 'Petite mort’ y también ‘Bella figura’ más ‘Wings of wax’ que vimos hace años en Madrid por la Compañía Nacional de Danza, quien también posee Petite Mort en su repertorio y que debía presentar en el Festival Grec hace ya muchos años pero debió cambiar el programa por lesión de un bailarín (Patrick de Bana). 

Kylian, quien estudió en White Lodge, en la Royal Ballet School de Londres, antes de unirse a John Cranko en Stuttgart, fusiona la precisión y la velocidad del ballet clásico con la robustez y la fuerza de Danza contemporánea, creando un lenguaje muy especial, orgánico y hermoso, de gran belleza visual. 

Wings of wax (Alas de cera), coreografía de 1997, abrió el espectáculo. Wings of Wax se refiere a Ícaro, que ha decidido volar tan alto que el sol hace que la cera de sus alas se funda. La coreografía se inicia con una imagen fascinante: un árbol desnudo, colgando del revés, con sus raíces al aire sobre el escenario. A su alrededor, un foco colgado a baja altura traza un enorme círculo. Los bailarines, vestidos con trajes oscuros ajustados, emergen del fondo negro para ser absorbidos de nuevo hacia él. Con collage musical donde obras de Johann Sebastian Bach y Heinrich Biber conviven con compositores minimalistas como John Cage y Philip Glass, Kylián ha conseguido crear un trabajo de gran belleza y expresividad. 

Bella Figura. Foto: A. Bofill
'Bella figura' (1995) es una obra entre el sueño y la realidad que integra músicas de Lukas Foss, Giovanni Battista Pergolesi, Alessandro Marcello, Antonio Vivaldi y Giuseppe Torelli. La intensa musicalidad de los trabajos de Kylian se hace especialmente evidente en este ballet, una de sus obras más líricas. La pieza, de 25 minutos, en realidad comienza con los bailarines calentándose en el escenario antes de que se atenúen las luces en el anfiteatro mientras los espectadores aún toman asiento. No cuenta una historia, pero tampoco es totalmente abstracta. Es una obra muy poética, impregnada de emoción. El mismo Kylian la describió como un viaje en el tiempo, la luz y el espacio, como una obra que cuestiona la diferencia entre arte y artificialidad. 

No hay telón al principio de la pieza, se usan las cortinas como parte de la decoración, cortinas que se deslizan a lo largo de los lados, o se deslizan lentamente desde arriba, para enmarcar a dos bailarinas que con largas faldas rojas voluminosas, realizan un paso a dos de gran belleza visual. El último movimiento, un paso a dos mixto, se pretende hacer en total silencio, pero lamentablemente eso es casi imposible en el Liceu, el constante coro de toses, papeles de caramelitos y luces de móviles, no te permiten disfrutarlo como merece. 

Petite Mort. Foto: A. Bofill
'Petite mort' (1991), se refiere al orgasmo en francés y es una de las obras maestras de Kylian, llena de emoción y sensualidad. Con los movimientos lentos de dos de los fragmentos más bellos y populares de los conciertos para piano de Mozart: A (KV 488) y C (KV 467) es interpretada por seis bailarines y seis bailarinas y se creó como un homenaje al compositor para ser estrenada en Salzburgo coincidiendo con el bicentenario de su muerte. 

El principio del ballet donde los bailarines hombres juegan con gran dominio con los floretes, ya es toda una declaración de intenciones del dominio que pretenden ejercer sobre sus parejas. De gran belleza los momentos con el gran lienzo que cubre el escenario para que en él aparezcan echadas y sumisas las bailarinas. Los pasos a dos son sublimes, de una gran delicadeza y sumamente musicales con esos hemosísimos adagio y andante que les acompañan. Las bailarinas se nos muestran a veces con rígidos trajes negros que las ocultan, sin embargo, provistos de ruedas, son fácilmente arrinconados y desaparecen para que ellas puedan reanudar su danza sublime con sus parejas. 

La Orquesta Simfònica del Liceu, dirigida por Santiago Serrate y la pianista Véronike Verklé acompañaron en esta última pieza a la compañía francesa que dirige Yourgos Loukos desde 1990. Kylian ha trabajado estrechamente con ellos durante estos últimos tres años como coreógrafo residente y para los bailarines ha sido un auténtico lujo. 

Bella Figura. Foto: A. Bofill
La técnica clásica de la que beben los intérpretes para bailar sus coreografías es sublimada por unos movimientos sumamente orgánicos, gráciles y enormemente musicales que, de la mano del genio checo, llegan al espectador y el domingo, el último día de función en el Liceu, el público casi llenaba el teatro, prueba de la fascinación que ejercen sus trabajos en los amantes de la danza.

En el programa de mano, Maricel Chavarría, crítica de danza de La Vanguardia, nos comenta el hecho de que en los ochenta el Liceu estudiase la viabilidad de una compañía de ballet que dirigieran o bien el propio Kylian, o Nacho Duato -evidentemente, nosotros, tan modernos, no podíamos considerar tener una compañía clásica de repertorio- compañía que se desestimó tener dado el presupuesto que necesitaba. Es cuando menos sorprendente que unos años atrás, no muchos, el Liceu sí contara con compañía propia y además era cuando no entraba apenas dinero público en las arcas del teatro, pero sí había personas muy comprometidas con el arte y dispuestas a darlo todo por él, como fueron el Sr. Joan Antoni Pamies y el Sr. Francesc Massó. ¡Qué lástima además que todo ese legado sea desconocido para el gran público! Nunca encontramos ninguna mención en los programas de mano ni en ningún comunicado del teatro. Visiten la web de Licexballet (antiguos bailarines del Ballet del Gran Teatre del Liceu) y seguramente se sorprenderán.

Otro dato que se comenta en el programa es la relación entre Kylian y John Cranko, no se entiende como habiendo visto tanto Kylian en Barcelona, no se traiga nunca nada en el Liceu del gran legado que nos dejó John Cranko, y más habiendo tantas compañías que lo tienen en su repertorio, desde el Ballet de Stuttgart, evidentemente, hasta el HET, pasando por Munich, Oslo o Budapest, compañías que el Liceu por el bien del ballet de repertorio, estaría casi obligada a ofrecer a sus espectadores. 

Vienen compañías americanas con el gasto de desplazamiento que supone traerlas y en cambio otras europeas de tanto o más prestigio, nunca pisan el coliseo de las Ramblas. Es muy triste que se le dé tan poca importancia a la danza y que nos den tan poco repertorio, cuando es el teatro en el que debería estar.


2 comentarios:

  1. Mi mas Enhorabuena Carolina Masjuan por el magnifico articulo dedicado al Coreógrafo Jiri Kylian, emotivas y poéticas sus palabras referidas a las obras que pudimos ver en el Teatro del Liceo. Agradezco la mención al Ballet Titular del Liceo en que un día estuvo trabajando en dicho Teatro de la mano del Coreógrafo y maestro de baile Juan Magrinyà, magnifica invitación la que propone Carolina para visitar la Web de LiceXballet. Gracias!

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    1. Muchas gracias a ti Carmen, por leernos y estar siempre ahí!!! Un fuerte abrazo!!

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