Matthew Golding y Megan Zimny en Giselle (Foto: Ángela Sterling) |
Aprovechando la
oportunidad de un viaje profesional a Ámsterdam, pudimos cumplir un sueño
largamente acariciado; asistir a una representación de una de las compañías que
se está consolidando como una de las mejores del panorama europeo, el HET
National Ballet. La actuación tuvo lugar en el Ámsterdam Music Theatre.
Carolina Masjuán
El 11 M de 2012 será una fecha inolvidable para nosotros. La Giselle del HET nos enamoró hasta la médula. Ya sabíamos que Holanda es famosa por
su magnífico nivel en danza contemporánea -no en vano cuenta con la que
podríamos denominar mejor compañía en esta disciplina y por la que es
mundialmente conocida, el Netherlands Dance Theater, con sede en La Haya-. La
compañía de Ámsterdam, el HET, con su variado repertorio que incluye desde los
clásicos románticos hasta el rabioso contemporáneo, pasando por el mejor
neoclásico, está siendo ya un
referente para los balletómanos de todo el mundo.
Tuvimos la gran
suerte de que esos días se representara uno de los ballets románticos por
excelencia: Giselle. Además, en la función del viernes 11 de Mayo, el papel de Albrecht lo interpretaba un viejo conocido del público español, el apuesto y añorado bailarín
del entonces Corella Ballet, Matthew Golding, y el de Myrtha la bailarina
española Nadia Yanowsky, la pequeña de una saga de grandes y no por ser la
pequeña, menos grande. Pero, empecemos por el principio y situémonos.
El HET (o Dutch) National Ballet ha sido
compañía residente del Ámsterdam Music Theatre desde 1986. Ocupa, con el NDT,
una posición de liderato en la escena cultural de los Países Bajos. Con 80
bailarines y un efectivo total de 125 personas, es la mayor formación de danza
de Holanda. Esta temporada celebra su cincuenta aniversario. Es una compañía internacional con bailarines
de treinta países distintos, muchos de los cuales realizan actuaciones como
invitados en prestigiosas compañías extranjeras o en galas. Como es habitual en muchas formaciones de
renombre, varios de sus integrantes son españoles, algunos viejos conocidos de
Ballet y más, como Juanjo Arqués y Rebeca
Taboada, a quienes dedicamos un artículo con ocasión de su asistencia en la
Gala de Murcia en 2010.
Cada año, la compañía
realiza unas 70 actuaciones en Ámsterdam y al menos 25 en otros
teatros del resto de Holanda y el extranjero, aunque no suelen girar mucho
fuera del país. La mayoría de los espectáculos se representan con música en
directo por la orquesta sinfónica Holland Symfonia. El Dutch National Ballet nació
en 1961 mediante la fusión del Amsterdams Ballet y el Netherlands Ballet. Desde
entonces la compañía ha sido dirigida sucesivamente por: Sonia Gaskell
(1961-1969), Rudi van Dantzig (1969-1991), Wayne Eagling (1991-2003) y Ted
Brandsen quien la dirige desde 2003. Cada uno de ellos contribuyó a su
desarrollo consiguiendo dotarla de una identidad propia y atrayendo a
coreógrafos de prestigio internacional.
Como la mayoría de grandes
teatros europeos, excepto los españoles, claro, el Ámsterdam Music Theatre es
la sede del Dutch National Ballet, donde la compañía ensaya y hace todos sus
estrenos. Con capacidad para 1600
personas, está situado en el centro de Ámsterdam, al lado del rio Amstel. Es
asimismo sede de la Nederlandse Opera, que también cuenta con sus propios
estudios.
En Holanda se realiza un
trabajo excepcional de difusión y creación de nuevos públicos para las artes. Uno
de los objetivos del Departamento de Educación es acercar a los niños, jóvenes
y adultos, a las manifestaciones artísticas del ballet y la ópera, sabiendo que
el desarrollo de un gusto artístico no puede darse si no se dispone de la
oportunidad de conocerlo. “Una vida sin
arte es una vida sin identidad” (Mensje van Keulen, La Haya , 10 de junio 1946, escritora
Holandesa). Conocimiento y experiencia son elementos importantes para la
capacidad de disfrutar y apreciar cualquier manifestación artística. Es por ello que se organizan workshops para
jóvenes en los que se les invita a experimentar la danza y el canto guiados por
profesionales del teatro, con la posterior asistencia a un espectáculo.
Mesa del bar del teatro con foto de los principales del Het (Foto: Carola Alexandre) |
Niños de las escuelas
primarias asisten a matinées especiales para ellos de ballets clásicos cuyas
historias les son conocidas: Cascanueces, Lago de los Cisnes, Bella
Durmiente,... También realizan visitas a las salas de ensayos y presencian
clases de ballet. Y desde 2010 el departamento de educación ha puesto también
en marcha cursos especiales para adultos.
Además son muy activos con
el merchandising, ofreciendo la posibilidad de comprar las zapatillas, usadas,
o nuevas desechadas por algún motivo, de los bailarines del elenco, firmadas o
en todo caso siempre con el nombre del bailarín/bailarina en la suela. Así pues
zapatillas Freed, Bloch o Innovation se
pueden comprar por 35 Euros, contribuyendo además a la financiación de la
compañía.
Cada año los 80 bailarines
tienen a su disposición alrededor de 3.000 pares de zapatillas de punta, lo que
supone un gasto para el teatro de unos 150,000€ al año sólo por este concepto. En algunas producciones, por ejemplo la
Giselle que se está representando y objeto de este reportaje, una bailarina
puede llegar a usar incluso tres pares durante una única función.
La Giselle que se
representa actualmente fue estrenada en febrero de 2009. Giselle... ¡Qué bonito
ballet!! Y más cuando se representa así, en todo su esplendor, con música en
directo, con un segundo acto onírico a morir, con veinticuatro maravillosas
willis en escena, en una coreografía rica, hermosa, una iluminación sublime y
unos artistas entregados y fantásticos de técnica y emoción. ¿Por qué algunos
se empeñan en cambiar radicalmente Giselle? Si Giselle, la verdadera, es una
obra de arte... y la del HET lo es, por eso emociona y conmueve enormemente. Si
el primer acto de Giselle es delicioso, ameno y rico, hasta el emotivo
desenlace con la escena de la locura, el segundo acto es mágico.
Con bonitos decorados y
precioso vestuario del ex bailarín Toer van Schayk, quien había sido Hilarion en
el pasado y adaptada por Rachel Beaujean y Ricardo
Bustamante, incluye algunas sorpresas como un paso a cuatro en lugar del más
habitual paso a dos des paysans y la aparición de cuatro jóvenes con una danza
contemporánea y vestuario nada convencional para un ballet romántico, que dan
entrada a la fiesta de la vendimia. Pero todo encaja y ofrece un primer acto con
un gran despliegue de virtuosismo. Albrecht también baila más en esta versión, lo cual se
agradece ya que Matthew Golding está realmente sensacional. Su apostura y su
interpretación –la pantomima está muy conseguida- hacen de él un príncipe
inolvidable.
¿Y Giselle? ¿En quién
recayó el peso de la obra? Pues en una bailarina que aún es Coryphée! Megan
Zimny Gray tuvo la magnífica oportunidad de estrenarse en este papel tan
sumamente exigente y no defraudó. Es de esperar que pronto la veamos ascendida
ya que su Giselle fue una delicia de sensibilidad y emoción. Junto a Matthew
formaron una pareja encantadora que supo transmitir toda la emoción de la obra.
La española Nadia Yanowsky durante su interpretación de Myrta (Foto: Casey Herd) |
Myrtha fue la española
Nadia Yanowsky, la pequeña de la saga de grandes bailarines (Zenayda es
principal en el Royal y Yuri lo es en el Boston) cuyos padres ex bailarines
también, dirigen una escuela en Canarias. Nos encantó poder disfrutar de su
danza. Poderosa e implacable domina la escena y brinda una Myrtha con unos
petits battements de una rapidez y nitidez asombrosas. Fue un regalo inesperado
que la programaran para esa función.
Hilarion, Ernst Meisner en
la noche del viernes, tiene que esperar
a morir para lucirse. Aunque toda su pantomima es exigente, cuenta, en la
versión del HET, con una muerte más “laboriosa” que le permite por fin
manifestar sus dotes de bailarín.
El cuerpo de baile está
realmente sensacional, hay algunos pequeños cambios en la coreografía que hacen
el acto blanco aún más espectacular y que seducen al público. Se llevaron una gran
ovación, justamente merecida.
Y es que Giselle lo tiene
todo, muchos roles destacados que cuentan con variaciones de una gran
dificultad técnica, sin especiales alardes de virtuosismo pero sí requiriendo
un enorme control, un gran sentido del tempo y sobre todo una capacidad
interpretativa fundamental para conseguir situar al espectador dentro de la
historia, que se la crea, que se fusione con la música, con el artista y que
participe sentado en su butaca de toda la emoción que se vive en escena. Y el
HET, sus artistas, lo consiguen.
Sorprendió que al acabar
la función, nada más empezar los aplausos, la audiencia –el teatro estaba
abarrotado- empezara a levantarse y ovacionara entusiasmada a los bailarines
que tuvieron que salir a saludar repetidas veces.
Rebeca Taboada y Darío Mealli
quienes tuvieron la gentileza de atendernos el día siguiente a la función,
comentaron que se había tratado de una noche muy especial ya que tanto Megan
como Matthew se estrenaban en los papeles y toda la compañía la vivía con
entusiasmo. Lo cierto es que el ambiente en ese teatro es realmente especial.
Si la estructura exterior, al lado del canal, no resulta particularmente
atractiva, una vez accedes al lobby del primer piso, allí todo respira ballet.
Con motivo del cincuentenario de la compañía, las mesas del bar están decoradas
con atractivas fotografías de los bailarines. Las paredes muestran artísticas
fotografías de detalles de momentos de danza, una mano que sujeta el tobillo de
un pié calzado con zapatillas de punta, hermosos músculos tensados; históricas
frases de mitos de la danza; un enorme cono de metacrilato lleno de zapatillas
usadas; un vestido del primer acto de Giselle.... Emocionante, espera a que
empiece la función...
Y es que todo se cuida y
se promueve para que la danza llegue y enganche, para que la compañía sea
apreciada, querida, adorada y valorada como merece. “Ser bailarín del HET
otorga un prestigio que abre muchas puertas” nos comenta mientras tomamos un refrigerio Rebeca Taboada, toledana
que con 15 años se fue a Madrid para formarse y que ahora lleva ya seis años en la
compañía.
Rebeca y Darío, ambos ex
bailarines en Víctor Ullate, nos llevaron desde el mercado de las flores, a un
bar cercano al teatro situado en las alturas de una torre desde donde se
disfruta de unas bonitas vistas de Ámsterdam. Llevan ya seis y siete años
respectivamente en Holanda. “Cuando llegamos éramos ocho españoles, la gente
nos dice ¿qué hacen una española y un italiano en un sitio como Holanda? Y
nosotros respondemos “trabajar”. Cuesta integrarte, agradecerían que
dominásemos el idioma pero, como todo el mundo habla inglés no lo necesitas y te
acomodas y para ellos eso crea un poco de barrera...pero es comprensible...”
comentan.
Darío tuvo que dejar de
bailar. Una lesión muy fuerte y muy dolorosa le ha mantenido alejado durante
más de un año y aún no está recuperado aunque ha empezado a hacer alguna cosa.
Ahora participa en una actividad sumamente enriquecedora. “A raíz de un libro
escrito por una periodista que sufre arterioesclerosis múltiple, se han montado
unos talleres entre personas que sufren algún tipo de minusvalía y bailarines
del HET. De todo ello, además de una actuación al final, se está realizando un
documental. Participa también un DJ que hace música a partir de las palabras. Cosas
así son habituales en Holanda, es un país muy abierto a la fusión, a apoyar
nuevas iniciativas, se arriesgan”, nos explica entusiasmado.
Rebeca por su parte comenta
que le encanta poder trabajar con tantos coreógrafos distintos. Su última
experiencia ha sido con Sol León y Paul Lightfoot. “Con Víctor era muy bonito
porque éramos pocos y bailábamos mucho pero era más limitado, aquí tienes muchas
posibilidades con gente que viene a crear o con nuevos coreógrafos de la
compañía como por ejemplo Juanjo que se está forjando merecidamente un muy buen
futuro en este campo”.
Juanjo Arqués, está ahora
mismo en Madrid con José Carlos Martínez, trabajando en una nueva coreografía
para la CND. Después de algunos pequeños trabajos cuando aún estaba en el ENB
que pronto dirigirá Tamara Rojo, con el HET empezó en un workshop en 2007 y a
partir de ahí ha subido muchísimo. “Por el 50 aniversario del HET Juanjo hizo
una pieza que fue seleccionada para una importante competición en Copenhague y de
los 10 finalistas uno era él. No ganó, pero llegar allí ya fue todo un éxito. Se
trata de un trabajo neoclásico ”CONSEQUENCE” y el hecho de que fuera seleccionado para la
final de un concurso muy contemporáneo ya da idea de la calidad de la pieza”
comentan Rebeca y Darío con admiración.
“Respecto a la Giselle de
ayer” siguen comentando, “Matthew es como nuestro niño mimado, llegó con mucho
nivel, pasa como con Víctor, la gente que llega de Corella destaca, bailan
mucho y sacan mucho de ellos, en una compañía tan grande como ésta, si vienes
de un sitio así se nota, se adquieren unas tablas que luego te abren muchas
puertas. Aquí nosotros hemos tenidos buenas oportunidades y estamos
agradecidos”.
“Hacer un clásico es muy
caro y aquí, para optimizar recursos, se alquilan decorados o se hacen
co-producciones, por ejemplo la Cenicienta de Wheeldon que estrenaremos en
diciembre, se hace entre dos compañías, nosotros y el San Francisco. Se trata
de controlar cada céntimo y hacer las cosas con más sentido”, explican.
Hablamos de otro español, Moisés
Martin que se fue y ahora está en Portugal. Tenía una hernia bastante fuerte,
cogió un año sabático y se está sacando el gyrotonic. Darío también tuvo una lesión y también lleva
un año sin bailar. Se le ha degenerado un hueso de la planta del pie. La
operación es muy complicada y no sabe si someterse a ella o buscar otra opción.
“Llevo dos años con muchísimo dolor. Paré y de momento voy tirando, pero aún me
duele, Giselle es lo primero que hago después de un año”.
En el Hall del Teatro, vestido de Giselle y zapatillas usadas(Foto: Carola Alexandre) |
“Aquí el país apoya mucho.
Se trata de una iniciativa que sólo existe en Londres y aquí, y tal vez en Bélgica
también. Te sacan una pequeña parte de tu salario, otra parte la pone la compañía
y otra el gobierno y cuando lo dejas, tienes unos recursos que te permiten
estudiar, prepararte, montar un negocio propio... son ayudas que realmente se
agradecen mucho”. Totalmente merecidas, opinamos nosotros, porque, como
comentamos con ellos, la vida de un bailarín es corta y el sueldo no es el de
un futbolista.
“Cuando acabas y entras en
la vida real te sientes totalmente desubicado. Y es muy duro... muy difícil, lo
he visto en otros bailarines y quiero empezar a prepararme para cuando llegue
el momento” nos dice Darío. “Me gustaría enseñar ballet y nuestra idea en el
futuro es irnos a Italia, por suerte a Rebeca le apetece –cariñosa mirada
cómplice entre ambos-. La echo mucho de menos, soy de Florencia, de un pueblo a
unos 50 km y por suerte Rebeca está encantada con la idea. Estamos ya en ese
momento en que empezamos a plantearnos un futuro fuera de la danza en activo...”.
“La crisis también se
empieza a percibir. El NDT y el HET somos los que de momento menos lo notamos,
pero había muchísimas compañías de danza en un país tan pequeño y algunas han
tenido que cerrar. A pesar de tantas compañías y tantos estilos, aquí
todos se respetan muchísimo, existen muchas colaboraciones, entre el HET y el
NDT y con otras compañías”.
“El HET suele montar dos
clásicos al año, y el resto de la programación la conforman nuevas creaciones
de jóvenes coreógrafos, como Juanjo, programas mixtos de coreógrafos
consolidados, etc. Existe un claro espíritu de apertura, hay interés por todo”.
Nos despedimos de ellos
con la promesa de que vamos a volver y esperamos tener la oportunidad de verles
de nuevo en escena. Dos fantásticos bailarines y dos personas encantadoras con
las que es un placer conversar. Tanto la ciudad como la compañía son
suficientemente atractivas como para organizar un viaje de placer. ¿Para la
Cenicienta de Wheeldon? Ojalá!
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