Julieta (Marina Jiménez), Romeo (Aleix Mañé), Mab (Allan Falieri) Cura (Francisco Lorenzo) . Foto: Javier del Real |
Lola Ramírez
Novedosa, original y muy dinámica la coreografía de Montero.
Con el indiscutible regalo que significa escuchar en directo la partitura de
Prokofiev, interpretada por la Orquesta
Titular del Teatro Real y dirigida por Koen Kessels, el
público pudo disfrutar de una deliciosa velada de danza. La bailarina Marina
Jiménez se estrenó en su papel de Julieta, con una técnica muy depurada y una
interpretación a la que le falta cierta credibilidad. Ella misma adelantó en la
rueda de prensa de presentación del ballet que esta actuación le brindaba un
exigente reto, en la que además de bailar tenía que dar vida a un personaje con
tanta fuerza como Julieta. A Marina no le falta fuerza sino experiencia. El
tiempo se la dará. Aleix Mañé, por su parte, nos ofreció un Romeo brillante,
tanto en su danza como en el roll de joven apasionado y enamorado. Precisas
también las actuaciones del cuerpo de danza, con sucesivas escenas de grupos
espectaculares, casi acrobáticas, combinadas con poéticos pasos a dos. Elisabet
Biosca en su doble papel de Lady Capuleto/ama se mereció con creces los
aplausos del público. Al estilo de las grandes figuras de la danza, Biosca
alternó la doble personalidad con una sabiduría propia de veteranos.
Al final de la representación un público visiblemente
satisfecho aplaudió calurosamente a todo el elenco, así como a Goyo Montero, el
creador de esta brillante y particular versión del drama shakesperiano. Merece
también la pena destacar la elegante discreción de José Carlos Martínez, el
director de la CND ,
que rechazó salir a saludar para dejar todo el protagonismo a la compañía y al
coreógrafo.
Olvídense de la crisis y hagan un pequeño o gran exceso
acercándose al Teatro Real y regalándose una jornada de danza diferente, con
unos intérpretes fantásticos y con una historia de amor, que a pesar de su
trágico final, nos sigue cautivando.
Teatro Real
Compañía Nacional de Danza
Director CND: José Carlos Martínez
Ballet: Romeo y Julieta
Fechas de representación: 16 al 27 de abril
Coreografía: Goyo Montero/Serguei Prokófiev
Orquesta Titular del Teatro Real
Director: Koen Kessels
Elenco:
Romeo: Aleix Mañé
Julieta: Marina
Jiménez
Mab: Allan Falieri
Mercucio: Javier
Monzón
Tibaldo: Joel Toledo
Benvolio: Daan
Vervoort
Lady Capuleta/Ama:
Elisabet Biosca
Paris: Moisés Martín
Cintas
Cura: Francisco
Lorenzo
No soy un especialista en danza. No estuve allí, comencé a verlo por televisión. Todo esto habla en contra de mi crítica... pero tuve que apagar por puro aburrimiento y eso que la televisión, gracias a la realización, cambios de planos, encadenados y fundidos, convierten lo que vemos en un asunto algo más dinámico, así y todo, haciendo una posible lectura desde mi hipotético asiento en el Real, lo que veía era un aburrido espectáculo, visto ya mil veces, con coreografías banales, pasos y movimientos de escuela o conservatorio de danza, incapaz de tomar el menor riesgo, ni llevarnos hacia una mínima sorpresa, ni arrancar una emoción o vibración en el espectador. Tan sólo un montón de lugares comunes y de acontecimientos explicados tan literalmente como una película de cine mudo. He leído alguna crítica de prensa y aún sabiendo que es necesario defender siempre, y más en estos momentos, a las artes y a la cultura, tampoco podemos colocar laureles sobre cabezas o hechos inmerecidos. Aquí en España estamos acostumbrados a aplaudirlo todo, incluso conciertos con la orquesta desafinada y fatal dirigida, y el que antes aplaude, durante más tiempo y con más fuerza, parece llevarse algún premio porque parece no haberse enterado de lo que ha visto u oído. Tampoco nada acertado los parches musicales introducidos entre la estupenda música de Prokofiev (y no lo digo por un respeto casposo hacia la música "culta") deconstruir la música es una cosa y llenarla de parches es otra. Más originalidad y riesgo, tanto en la coreografía como en toda la puesta en escena, hubieran sido muy deseables. Que pena desperdiciar esas oportunidades que a uno se le brindan para poder arriesgarse y poder aportar algo fresco y que haga vibrar y encenderse al público. Bueno, debemos defender a la danza y a las Artes porque por el camino que vamos nos dejan sin la una y sin las otras... Pero también defenderlas es maravillar y sorprender con ellas.
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