domingo, 23 de junio de 2013

La Aurora de Yolanda Correa

Loïc le Duc
Traduccion : Carolina Masjuan

Version française

Aurora - Yolanda Correa
Foto : E. Berg

Casi se podría hablar de estreno en el rol para la señorita Correa, a quien la dirección de la danza del ballet de ópera de Oslo, confía no menos de cuatro actuaciones de las diez previstas, en esta serie de Bellas firmadas por Cynthia Harvey

Es en La Habana, en la coreografía de Alicia Alonso y en el transcurso de una única representación, cuando Yolanda Correa se estrena en el papel de Aurora. Papel que significó para la bailarina un regreso a escena en el "Gran Teatro" después de una lesión que la mantuvo alejada, muchas semanas, del público cubano y le impidió bailar durante el XXI Festival Internacional de Ballet. Papel que le abrió el camino para el espaldarazo definitivo ya que unas pocas semanas después de su "première" como Aurora, la señorita Correa fue nombrada "Primera Bailarina" del Ballet Nacional de Cuba, el equivalente a Etoile de la Ópera de París. 

Yolanda Correa - Yoël Carreno
Foto : E. Berg
¿Es necesario destacar que la señorita Correa posee todas las cualidades para ser considerada como un referente como Aurora, gratificándonos con muy buenos momentos técnicos a tenor del gran crescendo de la música? Yolanda domina con gran ligereza y extraordinarias dotes musicales, las exigencias acumuladas en sus puntas, en el triple dominio del arabesque, la batería y el jeté, añadiendo, no sin coquetería, un hermoso port de bras. Tiene la bailarina, una maravillosa manera de coordinar los movimientos de la cabeza, los brazos y las manos, dando la impresión que acompañan y complementan, casi sin proponérselo, lo que ejecuta el resto del cuerpo: que el movimiento se interioriza, se digiere, estudiado desde la punta del pie hasta la punta de los dedos. Su Adagio de la Rosa es uno de los momentos más destacados de la noche. Sumamente juvenil, con rigor, gracia, y elegancia, con gran pureza estilística y superando con su gran técnica, los retos de esta exigente pieza de bravura. Sublime de encanto, nos ofrece unos hermosos equilibrios que responden al clima emocional de la música. 

Aurora / Yolanda Correa 
Foto : E. Berg

Desde que aparece en escena, Yolanda posee inmediatamente una clase, una presencia y una brillantez extraordinarias que dan a su personaje una verdadera dimensión teatral y mágica, que se afirmará a lo largo de todo el ballet. Encantadora adolescente, sin ninguna cursi afectación al principio, se nos aparece como una mujer completa en el paso a dos final, tal y como requiere el desarrollo psicológico de la historia, el viaje iniciático de la niñez a la edad adulta. 

En el tercer acto, cuando se celebra la boda de la Bella Durmiente, la armonía musical se hace alegoría. Su glorioso desarrollo coincide con la unión del príncipe y la princesa, el beso de uno y el despertar de la otra son el símbolo de lo que significa la madurez. No sólo la armonía hacia uno mismo, sino también la armonía con respecto al otro. Es el triunfo de ese equilibrio que celebra la coreografía de Marius Petipa. El adagio del último acto entre Aurora y el Príncipe Désiré revela, paso a paso, la estructura de este ballet prodigioso y afirma un optimismo inagotable por una secuencia de figuras deslumbrantes, magnificadas por la interpretación de los cubanos del ballet de Noruega. 

El Principe Désiré / Yoël Carreno
Foto : E. Berg

La personalidad de Yoël Carreño hace maravillas en el papel del príncipe y le confiere ese raro y precioso don: la presencia. Su príncipe es de noble raza, no sólo la de un bello bailarín, sino también la de un gran artista. Su técnica se combina aquí a nivel superlativo. ¡Para quitarse el sombrero! 

Foto : E. Berg
Pero la Bella es también el cuerpo de baile y los múltiples solistas. Gakuro Matsui y Emma Lloyd defienden la delicada del pas de deux del Pájaro azul con una gran convicción y gran técnica. Él ideal de ligereza, vivacidad y poesía. Ella, luminosa, burbujeante, superlativa de dinamismo y virtuosismo. La elegante Hedda Staver Cooke interpreta a una delicada y sobria Hada de las Lilas, tal vez un poco demasiado en relación a los requisitos del rol. Ingrid Lorentzen nos ofrece una Carabosse terrible de maldad, perfecta encarnación de las fuerzas del mal. El cuerpo de baile está totalmente involucrado en esta producción, evidencia de la buena salud de la compañía. 

Mención especial debe hacerse a la Orquesta de la Ópera de Oslo que, bajo la batuta de Boris Gruzin, ejecuta inteligente y sutilmente la partitura de Tchaikovsky.

Foto : E. Berg

La Bella Durmiente - Oslo - representación del 14 de junio 2013

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