Bailarines de la Batsheva con Eri Nakamura abajo al centro en Venezuela |
Venezuela (nada que ver con el país), de la compañía israelí Batsheva Dance Company, ha sido el plato fuerte de la programación de esta temporada del Mercat de les Flors. Con las entradas agotadas para las cuatro funciones, la compañía se despidió del público catalán el domingo. Tras asistir a esta última función, tuvimos el placer de compartir velada con Eri Nakamura, bailarina de la compañía, diseñadora de vestuario y esposa del coreógrafo y hasta hace poco director de la Batsheva, Ohad Naharin.
Carolina Masjuan
Conocimos a Eri cuando ella era bailarina con Víctor Ullate. Japonesa formada en la Australian Ballet School, Eri aterrizó en nuestro país para integrar el Ballet de la Comunidad de Madrid, compañía a la que dejó para unirse a les Grands Ballets Canadiens de Montreal donde estuvo dos años. Cuando Ohan Naharin viajó a Canadá para montar un ballet para la compañía, Eri decidió volar a Tel Aviv para audicionar para la compañía y allí es donde se ha establecido y tiene bien asentada su vida tanto a nivel profesional como personal.
Venezuela por la Batsheva Dance Company |
Para nosotros fue un enorme placer re-encontrarnos con esta fantástica bailarina y querida amiga que además se nos ha revelado como una diseñadora de gran talento. Aprovechamos para comentar con ella sobre las particularidades de la Batsheva. La compañía titular está formada por diecinueve bailarines que proceden de técnicas de danza muy diversas. Muchos de los bailarines vienen de la Juilliard. Ella es la única que viene del clásico y comentamos la presencia de un joven portugués proveniente del mundo del hip-hop, que formó parte de IT Dansa, la joven compañía del Institut del Teatre de Barcelona que dirige Catherine Allard y que tiene algunas piezas de Ohad Naharin en su repertorio.
En Israel no existe tradición en danza clásica. Aunque hay una compañía dedicada a este estilo, la mayoría son formaciones de danza contemporánea. También tienen dificultades a nivel económico y deben economizar al máximo, pero sus ballets no requieren escenografías complicadas ni tantos bailarines en escena, como pasa en una producción de ballet de repertorio clásico. Cuentan con una simbólica aportación a nivel público y se financian básicamente por patrocinio privado y a través de sus actuaciones. Giran mucho, estuvieron hace poco en Moscú y San Petersburgo, ahora se quedan una semana en Tel Aviv y se van cuatro semanas a Estados Unidos. Ohad tiene, además de la israelí, nacionalidad americana ya que fue bailarín y coreógrafo durante muchos años en Estados Unidos.
Venezuela por a Batsheva |
Los bailarines de la Batsheva no hacen barra, ni tienen espejo en el que contemplarse. Esto les permite alejarse de la autocrítica y sentir el movimiento desde dentro. Su preparación se basa en el método Gaga, el lenguaje de movimiento desarrollado por Ohad Naharin a lo largo de su trabajo como coreógrafo y director artístico de Batsheva Dance Company. Gaga tiene dos líneas de trabajo diferenciadas, una para el entrenamiento diario de los miembros de Batsheva Dance Company (aunque ahora se imparte también a otros bailarines en Israel y en el extranjero) y el Gaga abierto al público y disponible para todos, sin necesidad de experiencia de ningún tipo.
Gaga es libertad y placer. El trabajo mejora el movimiento instintivo y conecta el movimiento consciente con el movimiento inconsciente, permitiendo una experiencia de libertad y placer de una manera sencilla, en un espacio agradable, con ropa cómoda y acompañada de música, cada persona consigo misma y dentro del grupo. Crea conciencia de la conexión entre el esfuerzo y el placer, de la distancia entre las partes de nuestro cuerpo, apreciamos los pequeños gestos, experimentamos con nosotros mismos, nos reímos de nosotros mismos. Sentimos ardor en nuestros músculos, somos conscientes de nuestro poder explosivo y, a veces, lo usamos. Cambiamos nuestros hábitos de movimiento encontrando otros nuevos, podemos estar tranquilos y alertas a la vez. Estos son algunos de los rasgos que definen el método.
Venezuela por la Batsheva Dance Company |
Hablamos del Ballet de Catalunya por el que Eri muestra mucho interés, descubrimos que su bailarina de referencia cuando ella empezaba a bailar, fue precisamente Larissa Lezhnina, se muestra asombrada de que sea precisamente ella la directora artística adjunta. Otra casuadlidad, Remi Wortmeyer, coreógrafo invitado y que justo ahora está montando su segundo ballet para el Ballet de Catalunya, fue compañero suyo en la escuela del Australian Ballet. ¡Qué lástima que ella no haya tenido un momento libre ni ellos tampoco hayan podido aprovechar para ver a la Batsheva! Nos comenta que todos los bailarines, como ella misma, están enamorados de Barcelona, nos conjuramos para que vuelvan pronto y tal vez el feliz encuentro se pueda producir.
La Batsheva Dance Company fue fundada como una compañía de repertorio en 1964 por la baronesa Bethsabée de Rothschild (que adoptó el nombre de Batsheva al instalarse en Israel) quien reclutó a Martha Graham como su primera asesora artística.
Desde 1989 la Batsheva Dance Company ha residido en el Suzanne Dellal Center en Tel Aviv. Ohad Naharin fue nombrado Director Artístico en 1990 e impulsó a la Compañía a una nueva era con su visión y su voz coreográfica distintiva. Considerado como uno de los grandes pioneros de la danza de su generación y reconocido en todo el mundo, Ohad Naharin, ha convertido la compañía en una de las más importantes del mundo, con más de 250 representaciones anuales.
Después de casi treinta años de liderar la Batsheva, Naharin renunció como Director Artístico en 2018 aunque continúa trabajando como Coreógrafo de la Compañía. Actualmente asume la Dirección Artística Gili Navot.
Venezuela de la Batsheva Dance Company |
En Venezuela, Naharin y los bailarines exploran el diálogo y el conflicto entre el movimiento y el contenido que representa. El coreógrafo creó dos secciones de 40 minutos colocadas en yuxtaposición. En el primer acto la coreografía se desarrolla bajo los lentos acordes del canto gregoriano. Podemos intentar buscar significados, pero cada uno puede interpretar la danza y la coreografía según la sienta. Los textos que recitan los bailarines son duros, salvajes, hablan de canibalismo y violencia pero ha habido otras obras donde la violencia se ha percibido de forma mucho más evidente en la coreografía, el movimiento o la puesta en escena.
Aquí el espacio es limpio, diáfano. Los bailarines lo llenan con su presencia. Están fantásticos, trepidantes, corren, ruedan, saltan a ritmo frenético, se arrastran, ellas, poderosas y dominantes, cabalgan a lomos de los chicos, la danza libre se convierte en tango, en salsa. El vestuario es de un negro absoluto, ellos con pantalones ceñidos y transparencias en alguna camiseta, ellas con preciosos vestidos de calle, todos distintos y que cuando las faldas no son vaporosas, cuentan con un largo corte lateral que permite el movimiento. Muy imaginativo y atractivo.
Sin descanso, pasamos directamente a la segunda mitad, repitiendo la coreografía que ahora, a pesar de sernos ya familiar, se nos hace distinta al acompañarla una música totalmente diferente y una iluminación también modificada.
Si bien los movimientos físicos son los mismos, nos parece descubrir algún cambio y preguntarnos si efectivamente la primera vez fue así. Dan ganas de repetir porque esos 80 minutos a nosotros nos han pasado volando y sentimos curiosidad, abiertos para ir descubriendo nuevos detalles.
Los bailarines de la Batsheva en Venezuela con Eri Nakamura haciendo su solo |
Como siempre hemos percibido, Ohad permite a cada bailarín brillar, les anima a participar a su manera única. Nos cautiva el solo de Eri Nakamura con los brazos extendidos aleteando suavemente mientras su cuerpo se contorsiona.
Contemporáneo de ese que te hace reconciliarte con la danza fuera de los cánones. Compañía imprescindible que ya soñamos con volver a ver.
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