Aurélie Dupont / Evan McKie - Foto : M. Lidvac |
Sudáfricano John Cranko consiguió despuntar en Gran Bretaña. Estudiante de teatro del Sadler Wells de Londres (ahora Royal Ballet), se convirtió en el coreógrafo residente bajo la batuta deDame Ninette de Valois. A partir de ahí su popularidad trasciende a la Inglaterra insular: el New York City Ballet le encarga una coreografía en 1950 (La Bruja), la Ópera de París en 1955 (La Belle Helene) y La Scala de Milán en 1958 (Romeo y Julieta). En 1960, es invitado a montar elPríncipe de las Pagodas para el Ballet de Stuttgart. Todo transcurre tan bien que se le pide que tome las riendas de la que fue una gran compañía. Y en unos pocos años, sabiendo rodearse de un equipo dinámico, convierte al ballet de Stuttgart en una troupe destacada a nivel internacional, creando para ella de tres a cinco obras por año.
Con una gran delicadeza, sin forzar nada, pero sin retroceder ante el pathos necesario, John Cranko ha adaptado escrupulosamente el poema de Alexander Pushkin. En el primer acto, toda la casa deLarina se está preparando para el cumpleaños deTatiana. Lenski, el prometido de Olga, la hermana de Tatiana, regresa de una batida de caza con Onegin, un amigo llegado a la ciudad. Tatiana se enamora de él y le escribe una carta, pero él no la toma en serio. Durante la fiesta del segundo acto, Oneginse distrae cortejando a Olga. Lenski se ofende y reta a Onegin. Durante el duelo, éste mata a su amigo. El tercer acto tiene lugar una década más tarde.
Onegin va a casa del Príncipe Gremine y descubre que la princesa no es otra que... Tatiana. Confundido, escribe a la joven para confesarle sus sentimientos. Pero, aunque aún enamorada de Onegin, la princesa oculta su pasión y le rechaza.
Aurélie Dupont / Karl Paquette - Foto M. Lidvac |
Al centrar su discurso en los personajes principales del poema, Cranko se centra en la tragedia de un amor inacabado, que le lleva a su propia destrucción. Una selección de aires de óperas y piezas para piano de Tchaikovsky, orquestadas por Kurt-Heinz Stolze, así como la escenografía y el vestuario de Jürgen Rose, ofrecen un ambiente evocador a esta pasión atormentada.
Aunque académica, la coreografía transmite una profunda emoción. Hay que decir que la pareja "sorpresa" de esta primera distribución deslumbra. Sin teatralización excesiva ni pesada pantomima, Aurélie Dupont y Evan McKie supieron otorgar de forma precisa e intensa los caracteres, las dudas de los sentimientos, la nostalgia del tiempo que ha pasado. La estrella de la ópera está impresionante en su técnica, su sentido teatral y su dedicación emocional en el rol deTatiana. Sabe ser la joven romántica que se nutre de literatura sentimental en el primer acto, que se imagina en los brazos de este hombre, tenebroso e indiferente, al que ella acude, en vano, a declararle su amor en una carta apasionada. En el tercer acto, princesa de Gremine, Aurélie Dupont interpreta a una mujer y esposa de la alta sociedad rusa, consciente de su rango, pero ahora prohibida.
Además de esta evolución traducida en cada gesto, en cada paso, lo que sobretodo llama la atención es el trabajo de la mirada que rinde la bailarina a lo largo de la coreografía. Finalmente, el último pas de deux, construido en eco y contrapunto al que concluye el primer acto, siendo muy técnico y físico, es de una sensualidad vibrante. Eugene Onegin / Evan McKie y la Princesa Gremine / Aurelie Dupont se abandonan a las emociones de sus personajes sin moderación… ese porté en el que Aurélie Dupont se desliza sobre el pecho de su pareja es de una belleza inconmensurable. En los brazos de la estrella del Ballet de Stuttgart, Aurelie Dupont logró superarse y hacernos olvidar esa frialdad que suele caracterizar a sus personajes. Su pareja, bailarín noble y elegante, con una musicalidad ejemplar y gran conocedor del personaje, sabe encarnarperfectamente a ese dandy arruinado y cansado de la vida mundana de San Petersburgo. A lo largo de toda la obra, se impone como la figura clave en este cruce trágico entre los cuatro jóvenes. En resumen, la pareja formada por Aurélie Dupont y Evan McKie funciona maravillosamente.
Evan McKie - Foto : M. Lidvac |
La pareja Olga - Lensky (Myriam Ould Braham y Josua Hoffalt) responden, en el segundo acto, de una forma muy adecuada al dúo principal. Sin embargo, su primer acto es menos convincente tanto en su juego como en la danza.
Una agradable sorpresa este Onegin que revela el talento del bailarín principal de Stuttgart y permite apreciar a una Aurélie Dupont deslumbrante en los brazos de Evan McKie.
Una agradable sorpresa este Onegin que revela el talento del bailarín principal de Stuttgart y permite apreciar a una Aurélie Dupont deslumbrante en los brazos de Evan McKie.
Opera National de Paris - Palais Garnier - Representación del 11 de diciembre de 2011
Ballet en tres actos. Libreto de John Cranko basado en la novela "Eugene Oneguin" de A. Pushkin.
Coreografía: John Cranko.
Música: Tchaikovsky orquestada por Kurt-Heinz Stolze.
Escenografía y vestuario: Jürgen Rose.
Iluminación: Steen Bjarke.
Intérpretes:
Eugene ONEGIN: Evan McKie (artista invitado)
Tatiana: Aurélie Dupont.
Lenski, amigo de Onegin: Joshua Hoffalt.
Olga, la hermana de Tatiana: Myriam Ould Braham
Y el Cuerpo de Ballet de la Ópera de París.
Orquesta Colonne, Director: James Tuggle.
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