Alvin Ailey American Dance Theater in Mauro Bigonzetti's. Foto: Nan Melville |
Ha actuado para 23 millones
de personas en 71 países de cinco continentes. Alvin Ailey American Dance
Theater, una de las compañías más célebres del mundo, actuó el pasado 13 de
septiembre en el Liceu de Barcelona.
Carolina Masjuán
Alvin
Ailey, bailarín y coreógrafo, desde niño supo en primera persona de la sinrazón
del racismo, y al final de sus días, convertido en una celebridad mundial
(murió prematuramente en 1989, con sólo 58 años), aún le asombraba el
inmovilismo de la danza clásica: «¿Realmente no hay nadie que quiera ver bailar
un cisne negro entre los treinta y dos cisnes de El lago de los cisnes?»
«¿Nadie que quiera disfrutar de una campesina negra en Giselle?», se
preguntaba. Él mismo podía haber caído en la tentación inversa tras los
primeros éxitos del Alvin Ailey American Dance Theater, compañía que había
fundado en 1958 precisamente para recoger el talento de los negros en un tiempo
de lucha por los derechos civiles y arrebatos segregacionistas. Pero Ailey,
hombre de profunda visión humanista, vio claro que aun si se trataba de
celebrar la identidad y la cultura afroamericanas, aquel debía ser un grupo
plural, abierto a todas las razas, credos y colores.
Alvin Ailey American Dance
Theater surgió a partir de una ahora legendaria actuación en marzo de 1958, en la Calle 92 de Nueva York.
Dirigida por el propio Alvin Ailey y por un grupo de jóvenes bailarines
modernos afroamericanos, aquella actuación cambió para siempre la percepción de
la danza americana. En 2008, una resolución del Congreso de Estados Unidos,
designó la compañía como “Embajador vital de la cultura americana en el mundo”,
un hecho que celebra la singularidad de la experiencia cultural afroamericana y
ayuda a la conservación y enriquecimiento de la herencia de la danza moderna
americana. Es una de las compañías de danza más célebres del mundo que aúna a
una suprema maestría artística, una incomparable energía y pasión. Ha actuado
para 23 millones de personas en 71 países de cinco continentes.
Glen Allen Sims and Linda Celeste Sims en Mauro Bigonzetti's. Foto: Nan Melville |
Hace diez años que les vimos en el Liceu y de
esa ocasión, los que estuvimos ahí, tenemos grabada en la retina Revelations
(1960). Parece mentira que una obra de más de cincuenta años esté aún tan viva,
emocione como lo hace y comulgue con el público de una forma que pocas veces se
consigue. Alvin Ailey siempre defendió la danza entendida como entretenimiento.
Aún hoy oímos a algunos sectores muy intransigentes protestar ante ciertas
piezas que lo único que pretenden -siempre manteniendo una alta calidad en la
ejecución, como es este caso y otros vistos recientemente en compañías
clásicas- es entretener y querer conectar con el público. Ante estas actitudes,
Alvin Ailey replicaba: «¿Qué quiere decir la gente cuando mencionan que somos
Broadway? Si se trata de arte y entretenimiento, gracias a Dios, eso es lo que
queremos ser». Le acusaron de superficial, pero el arte y el entretenimiento
nunca fueron para él términos excluyentes. Y el público de todo el mundo vibró
con su danza y comulgó con su obra. ¡Bienvenido sea el entretenimiento
presentado con tanto arte!
En el 2002, trajeron trabajos de Alonzo King
y Judith Jamison, por entonces su directora artística. Ahora han estado recientemente en París,
presentando allí unas veinte coreografías que han hecho las delicias del
público francés. Me parece que a Barcelona, esta vez, no han traído, excepto
Revelations, las mejores, pero aún y así, ha sido una gran experiencia volver a
verles en el Liceu.
AAADT en Jamison Battle and R. Harris'Love Sotries. Foto: Krautbauer |
El espectáculo fue de menos a más, Festa
Barocca (2008) del coreógrafo Mauro Bigonzetti, es una colorista obra que con
música de Georg Friedrich Händel, acaba por hacerse muy repetitiva. Las escenas
en grupo, todos con largas faldas de seda de vivos colores y mucho vuelo, son
vistosas. Están rotas por sensuales pasos a dos marca de la casa, hechos de
equilibrios y dificultosos portés que, aunque fantásticamente interpretados,
son, para quienes hemos seguido al coreógrafo italiano, demasiado iguales.
Love Stories (2004) empieza con los bailarines
ensayando y retándose unos a otros para ir cogiendo forma y ofrecernos una
danza dinámica, con fusión entre diferentes estilos típicos americanos entre
los que destacan el Hip Hop y el Jazz. La dinámica colaboración entre Judith
Jamison con el pionero del hip-hop Rennie Harris y el inconformista de la
danza moderna Robert Battle, consiguen una obra joven y moderna que empezó a
calar en el público y a caldear el ambiente del Liceu.
Y llegó el turno de Revelations (1960). A
través del uso de espirituales afroamericanos, gospel y de holy blues, esta
suite, que incorpora partes muy distintas, explora fervientemente los lugares
con más profunda pena y alegría del alma. Alvin Ailey dijo que uno de los
tesoros más ricos de América era la herencia cultural del pueblo afroamericano.
“A ratos afligido, a ratos exultante, pero siempre esperanzado.” Este clásico
imperecedero es un homenaje a esa herencia y al genio de Alvin Ailey.
Glen Allen Sims en Alvin Ailey's Revelations. Foto: Andrew Eccles |
Fix me Jesus, es un paso a dos magnífico, de
una belleza sobrecogedora que fue bailada por los mismos bailarines que hace
ahora diez años –guardar los programas ayuda mucho- Linda Celeste Sims y Glenn
Allen Sims. También destacaría Sinner man ,magnífica, con una gran fuerza bajo
los ritmos vitales y el final con el Rocka My Soul in the Blosson of Abraham,
con toda la compañía, una belleza. La música coral nos transporta a los campos
de algodón, a esa época dura que este pueblo tuvo que afrontar, pero también a
esos momentos de distensión, a los bailes, los cotilleos de las comadres, la fiesta
donde ellas coquetean abiertamente y ellos se pavonean dejándose seducir.
En los primeros compases de Revelations pensé
en Jardí Tencat de Nacho Duato -el ex director de la CND pasó un tiempo en la
escuela de la compañía en Nueva York- ahí también la tierra, la lucha de los
campesinos, la música en este caso mediterránea, el vestuario en sus colores y
formas, se halla presente, consiguiendo una pieza emocionante que conmueve al
espectador. Cuando uno habla de lo que conoce, cuando se consigue trasladar sus
más profundos y honestos sentimientos a través de un espectáculo hermoso y con
unos bailarines tan magníficos, no puede menos que triunfar. Obras de arte que
emocionan. Revelations lo es, emociona profundamente y el público no puede más
que caer rendido.
Una gran ovación y un bis muy
celebrado. Por favor, no esperen diez años en volver.
FESTA BAROCCA
MÚSICA
Georg Friedrich Haendel
Georg Friedrich Haendel
COREOGRAFÍA
Mauro Bigonzetti
Mauro Bigonzetti
VESTUARIO
Marc Happel
Marc Happel
ILUMINACIÓN
Carlo Cerri
Carlo Cerri
LOVE STORIES
MÚSICA
Stevie Wonder i Clarence
Paul-Henry Cosby
Stevie Wonder i Clarence
Paul-Henry Cosby
COREOGRAFÍA
Judith Jamison amb Robert
Battle i Rennie Harris
Judith Jamison amb Robert
Battle i Rennie Harris
VESTUARIO
Susan Hilferty
Susan Hilferty
IL·LUMINACIÓ I
DISSENY DE VISUALS
Al Crawford
Al Crawford
REVELATIONS
MÚSICA
Tradicional
Tradicional
COREOGRAFIA
Alvin Ailey
Alvin Ailey
VESTUARIO Y DECORADO
Ves Harper
Ves Harper
ILUMINACIÓN
Nicola Cernovitch
Nicola Cernovitch
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