Alina Cojocaru y Dawid Trzensimiech. Foto: A. Bofill |
Tamara
Rojo ha vuelto al Gran
Teatre del Liceu de Barcelona con el
English National Ballet
y un Lago de
los Cisnes de ensueño después que en
2008 viniera también con la compañía inglesa, esa vez como
invitada para bailar el rol de Gisele
con José Manuel Carreño también
como artista invitado. Mientras, el ENB vino con un programa homenaje
a los Ballets Rusos
y la bailarina madrileña con el Royal
Ballet en el papel de Aurora
de la Bella Durmiente.
Carolina Masjuan
Conocidos pues, bailarina y compañía, del público catalán, ahora,
en su doble faceta de directora de una de las compañías inglesas de
referencia en el panorama internacional y a la vez bailarina
principal de la misma, Tamara ha seducido al público con esta
producción de El Lago de los Cisnes que
ha agotado las localidades con semanas de antelación.
Tamara Rojo en la rueda de prensa del Liceu. |
Muchos
pensábamos ¿otro Lago?
¿Es que no hay más repertorio que ofrecer? Y no sólo Corsarios,
Bayaderas o Quijotes ¿Qué hay por
ejemplo de los Cranko, McMillan,
Neumeier, que tan poco se programan por
aquí? Y respecto a los ballets del repertorio clásico ¿no es el
Lago el
que más ocasiones se tiene de ver? Pues da igual, si el Lago
de Ángel Corella
agotó entradas, ahora de nuevo el Lago
del English –que por cierto tiene en su elenco
a varios artistas de la malogradamente extinta compañía- lo ha
vuelto a conseguir. ¿Tomará nota el Liceu de que sí gusta el
ballet clásico en Barcelona? ¿Programará la nueva directora
artística más ballet en las próximas temporadas? Por favor, que
así sea, se lo pedimos encarecidamente y además se justifica
totalmente a nivel rentabilidad, si es que es eso lo que prima ahora.
En
la rueda de prensa que Tamara ofreció el martes, acompañada por
Christina Scheppelmann,
directora artística del Liceu, la artista madrileña respondió a
las preguntas de los presentes con esa determinación que la
caracteriza y que parece imprescindible para dirigir una compañía
de esas características y además conseguir situarla de nuevo en un
primer plano, tal y como está demostrado que está consiguiendo.
Nos
confirmó que efectivamente debutó en el Liceu a los dieciséis años
con la compañía de Víctor Ullate
con un programa Balanchine.
Se mostró encantada de estar de nuevo aquí, donde hemos tenido la
suerte de verla como Aurora
con el Royal, o como Giselle
con el ENB pero nunca como Odette/Odile.
Comentó que ella no suele bailar en los estrenos “como directora
de la compañía no me parece correcto hacerlo, además teniendo tan
maravillosas bailarinas como Alina, puedo permitirme el lujo de
evitar esa presión” comentó divertida. Así pues sólo lo hace
cuando se trata de creaciones en que el coreógrafo se ha inspirado
en ella para crear la pieza.
Alina Cojocaru, Dawid Trzensimiech y James Streeter. Foto: A. Bofill |
Respecto
a los elencos, nos explicó que la noche del estreno (repetirían el
viernes) serían Alina Cojocaru ex
compañera suya del Royal Ballet de Londres y Dawid
Trzensimiech, ambos también
“desertores” recientes de la otra gran compañía inglesa,
quienes abrirían las cinco funciones previstas. “Ella es muy
lírica y él un príncipe muy clásico de líneas muy elegantes”
comentó. Así como Alina integra las filas del ENB, Dawid, nacido en
Polonia, es actualmente bailarín en el Ballet
Nacional de Bucharest que dirige Johan
Kobborg, también ex del Royal y pareja
de Alina. Si se ha invitado a este bailarín, que ya ha bailado a
menudo con Alina, ha sido porque su habitual pareja artística dentro
el ENB, el cubano Alejandro Virelles,
ampliamente conocido en Barcelona ya que formó parte del Ballet
de Ángel Corella, estaba lesionado.
Para
las funciones del jueves y el sábado, los protagonistas serían ella
misma junto a Isaac Hernández que
se ha unido recientemente a la compañía desde el
HET National Ballet. Considerado como
uno de los artistas revelación recientes, Tamara afirmó que su
ascendencia latina brindaba un enfoque distinto del Lago. “Isaac,
que es un bailarín mexicano de veinticinco años y yo somos más
temperamentales, más latinos”, “me encanta tenerle en la
compañía porque es un bailarín muy generoso, siempre dispuesto a
ayudar a los más jóvenes, aunque él mismo también lo sea”
afirmó.
Alina Cojocaru y los cisnes. Foto: A. Bofill |
“Los
bailarines de hoy en día son atletas cuyo forma de moverse no tiene
nada que ver con la de hace cien
años. Más allá de su potencia física, al estar preparados tanto
en ballet clásico como en contemporáneo, pueden ofrecen un enorme
abanico de movimientos”, comentó Tamara.
Respecto
al doble papel del Cisne afirmó: “Personalmente
yo no me siento
más un personaje que otro. Todos podemos ser Odettes
u Odiles”.
¿No
está el clásico algo pasado de moda pregunta alguien? Tamara es
rotunda: Bailar el Lago
es como interpretar a Shakespeare
en teatro, los clásicos nunca pasan de moda, se abordan cuestiones
universales como el amor, la traición, la envidia y el poder. “Pero
como ocurre con las obras de Shakespeare, es necesario adaptar los
clásicos a los nuevos gustos, aunque no a cualquier precio”.
“También las tragedias griegas siguen representándose ¿no? Y nos
emocionamos con ellas, pues lo mismo pasa con los grandes ballets”,
concluyó.
Tercer acto del Lago de los Cisnes del ENB. Foto: Photography by ASH |
No
se plantea desvincularse del mundo del Ballet, al contrario,
considera que igual que a ella le transmitió
los roles la generación anterior, también es su misión seguir ese
camino e ir pasando su experiencia y conocimientos aprendidos de
grandes bailarines/maestros a una nueva generación. De momento le
encanta dirigir y ver crecer a sus bailarines y no
se plantea dejar de bailar, afortunadamente no tiene que elegir entre
una cosa u otra.
Hablando
sobre el ballet en España, Tamara confirma que sí hay tradición.
De la escuela de María de Ávila
(salida precisamente de la compañía que hubo en el Liceu con el
maestro Magrinyà)
salió una gran cantera de maestros en ballet clásico y clásico
español (ella misma es hija de esa escuela ya que su maestro, Víctor
Ullate, fue alumno de María de Ávila) y en Madrid la de Carmina
Ocaña ha sido la escuela difusora
del estilo Bournonville
en España. “Alguien debería dedicarse a
recuperar todo nuestro legado en ballet, el mismo Petipa
estuvo unos años en España y probablemente habría permanecido más
tiempo si no le hubiesen gustado tanto las mujeres”, comentó
refiriéndose al lío que tuvo el
coreógrafo con una señora casada que le
obligó a poner tierra de por medio.
Respecto
a la música y su relación con los bailarines Tamara cuenta que son
ellos quienes deben estar al servicio de la música “siempre
bailamos con música en directo, hay un respeto mutuo y un gran
conocimiento común”. “El English cuenta con una orquesta de 70
músicos que nos acompañan en las giras y en las representaciones en
Londres. El director musical está con nosotros, pendiente de los
ensayos y colaborando para que todos, músicos y bailarines, nos
conozcamos y vayamos a una”.
Divertida foto de los cuatro cisnes. Katja Khaniukova, Jung ah Choi, Senri Kou y Adela Ramirez |
El
Lago del ENB es la versión del coreógrafo y ex director de la
compañía Derek
Deane, basada en la de Petipa e Ivanov
y que conserva las aportaciones del coreógrafo inglés Frederick
Ashton.
El
inicio es sorprendente, como me comentó mi nieta de nueve años que
acudió a la función del domingo “me ha encantado el inicio, te
permite comprender mucho mejor la historia y disfrutar mucho más del
ballet”. La joven doncella Odette
pasea por el jardín y se embelesa con una flor, aparece el malvado
Rothbart,
la rapta y en cuestión de segundos, por la magia de un imperceptible
cambio de vestuario, de vaporoso vestido y
diadema de brillantes a tutú y tocado de
cisne (evidentemente cambio de bailarina) la convierte en un cisne.
Los
actos siguientes siguen el esquema habitual pero adaptados a los
gustos modernos, nada falta y nada sobra, la pantomima es excelente,
para nada amanerada, todas las danzas son hermosamente bailadas y
acogidas con calurosos aplausos por el público. El tutor aporta la
nota cómica en sus intentos por sumarse al baile de los jóvenes y
el príncipe despide el primer acto con un hermoso y lírico solo.
Los cisnes y Rothbart. Foto: A. Bofill |
El
cuerpo de baile está sensacional, sobre todo en los actos blancos
que es donde se demuestra su nivel y contribuye enormemente al éxito
o al fracaso de la representación. Los veinticuatro cisnes del Liceu
evolucionaron con una calidad y simetría de movimiento que dejaban
sin aliento y emocionaban profundamente por la magia y la belleza que
creaban en escena. Un gran bravo a todas y cada una de las
veinticuatro bailarinas. Los dos y los cuatro cisnes a la altura, muy
compenetradas y acabando de redondear la función.
Tuvimos
la suerte de ver a los tres elencos y la verdad es que no se puede
elegir. Las tres parejas tienen un nivel técnico apabullante y cada
una aporta sus matices, unos preferirán el lirismo de una Alina, una
Erina o un Dawid, otros la pasión y el arrojo de una Tamara, un
Isaac o un Yonah,
pero cualquiera de las tres parejas conmueven, apasionan y convencen.
Alina, ya conocida en el Liceu como Nikiya
en La Bayadere
de la compañía de Ángel Corella, como también en el papel de
Aurora de
la Bella Durmiente del
Royal Ballet, tiene unas cualidades técnicas, gracias a un cuerpo
sumamente elástico, que aplica con gran inteligencia, su casi six
o’clock en el cisne negro está tan
controlado y es tan comedido que resulta sumamente bello. La belleza
de sus arabesques
y attitudes,
su porte y su dulzura, hacen un cisne blanco inolvidable. Su elegante
partenaire la complementa exquisitamente. Una pareja de ensueño.
Había
visto a Tamara bailar el PdD del cisne blanco en el Palau
de la Música hace muchos años y aún
lo recordaba perfectamente. Me sorprendió entonces la solidez de sus
puntas y en el Liceu me volvió a suceder. Tiene una seguridad tal
que parece que esté clavada en el suelo, y luego están sus
equilibrios y su perfecta interpretación del personaje tanto como
Odette
como en Odile
donde sus ojos lanzan destellos en su juego perverso con su padre
para derrotar a Sigfried.
Sus fouettés,
como era de esperar, desataron el delirio del público. Isaac
Hernández, a sus veinticinco años, posee unas cualidades técnicas
admirables y un porte principesco que le consolidarán como un
bailarín de referencia.
Los cisnes del ENB. Foto: A. Bofill |
La
tercera pareja parecía ser de entrada algo sorprendente, Erina una
bailarina lírica con larga carrera en el English frente a un joven
cubano virtuoso, heredero de las condiciones de su tío, la gran
estrella del Royal Ballet Carlos Acosta. Y efectivamente el contraste
se apreciaba pero su partenariado funcionó de maravilla y si ya en
el segundo acto nos sedujeron, fue en el tercero donde demostraron su
gran valía, juntos y por separado. Una pareja de contraste pero no
por ello menos atractiva. Un gran placer descubrir a estos dos
bailarines desconocidos para muchos de nosotros.
No
se nos detallaron el resto de distribuciones pero reconocimos con
gran placer a nuestros conocidos,Yoko
Callegari, Juan Rodríguez, la preciosa
bailarina que es María José Sales,
de tan hermosas líneas, en el vals, como cisne, o como princesa del
tercer acto. Adela Ramírez,
espectacular en el paso a tres del primer acto, en los cuatro cisnes
del segundo o en el terceo en las Czardas
o super rápida y deliciosa en la Napolitana.
Sin olvidar a Fernando Bufala a
quien por fin pudimos ver la tarde del domingo bailando el paso a
tres. ¡Qué porte!, ¡qué
elegancia de baile!, ¡qué
limpieza de movimiento! Es tan magnífico bailarín, que fue una
lástima no poder disfrutarlo más.
La
producción, a pesar de contar, según nos dijeron, con bastantes
años, no ha envejecido en absoluto. Los telones son bellísimos, la
iluminación impecable y el vestuario delicado, incluso para el
malvado Rothbart
cuyas alas, manejadas con gran maestría tanto por James
Streeter como por Fabian
Reimar eran imponentes e impactantes
sin caer en el punto kitsch
que se ve en algunas producciones.
La orquesta del Gran Teatre del Liceu estuvo magnífica interpretando la preciosa partitura de Tchaickovsky dirigida por los directores titulares de la del English, Gavin Sutherland y Alex Ingram en la tarde del domingo. Música en directo imprescindible para un Lago de estas características.
Saludos finales tras el estreno. Foto: A. Bofill |
Otro
Lago sí,
pero si los Lagos
son de este nivel uno no se cansa nunca. Muchos repetimos varias
funciones y ya les echamos de menos. Como dijo Tamara “Sheakespeare
no aburre”. No, uno nunca se cansa de los clásicos en cualquier
manifestación artística, porque lo clásico perdura ajeno a modas y
al paso del tiempo. Baile elegante y contenido, emoción en estado
puro.
Hablando
con los bailarines nos confirman que la actividad es frenética,
acaban de representar en Londres el programa mixto que tanto éxito
tuvo en Peralada
el verano pasado y del que hablamos aquí,
vienen a Barcelona con el Lago
y ya están ensayando Romeo y Julieta
(versión de Nureyev
que es la que tiene el ENB en su repertorio) para unas próximas
representaciones en gira por UK y que los
nuevos bailarines de la compañía deben aprenderse deprisa.....
Vengan
de nuevo pronto,
estaremos encantados.
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