Un dúo de bailarinas acompañadas por unos
espectaculares efectos visuales, una magnífica iluminación y un
vestuario divino, nos sedujo la noche del viernes en el Teatre
Auditori de Sant Cugat. Son diosas, son diablesas, son mujeres que
bailan, son Blanca Li y Maria Alexandrova, poder femenino trasmitido a través de la danza.
Carolina Masjuan
Este espectáculo fue creado para el Théâtre des
Champs Elysées y se estrenó en París el 22 de diciembre de 2015.
Llega por tanto ya rodado a España donde después de Sant Cugat se
podrá ver en el Centre Cultural de Terrassa y en Madrid, en los Teatros del Canal.
Blanca Li. Foto Josep Guindo |
Maria Alexandrova, de treinta y ocho años, es
conocida por los balletómanos españoles sobretodo gracias a las
retransmisiones de ballets en cine desde el Bolshoi, compañía a la
que se incorporó en 1997 donde es bailarina principal desde 2004.
Lleva por lo tanto veinte años reinando en uno de los templos
indiscutibles del ballet clásico. Admirada y querida hasta el punto
de que la misma Tamara Rojo la definió como una de las mejores
bailarinas del mundo en ocasión de una Gala en la que compartieron
escenario en el Teatro Real de Madrid, Maria confesó que nunca hasta
ahora, había bailado una coreografía creada por una mujer.
Maria Alexandrova. Foto: Jordi García (Local Press) |
Después de unos pocos días de trabajo conjunto y
a pesar de no poder apenas comunicar con palabras, dado que Maria
habla poco inglés, tuvieron claro que se entendían muy bien, no
había apenas necesidad de hablar ya que aunque parecen, y son, muy
distintas, la comunión artística entre ambas funcionó de
maravilla, las unía algo muy fuerte, ese poder femenino que ambas
poseen y transmiten, cada una a su manera.
El montaje, evocando el poder de las higueras
mitológicas, se desarrolla a lo largo de doce secuencias en las que
las dos artistas suman esfuerzos y dan forma a uno de los
espectáculos más vibrantes de sus carreras.
Cuando se abre el telón sobre un fondo traslúcido
como de cortina a rayas, no tienes claro si se trata de una filmación
o si realmente la bailarina está en escena. Sí, lo está, Maria
Alexandrova nos cautiva con un solo impresionante, control absoluto,
bellas formas que van cambiando en un cuerpo perfecto, elástico,
armonioso, fuerte. Cuerpo de mujer, de bailarina, de diosa o de
diablesa, altamente seductor.
Los dúos y solos se suceden en secuencias rápidas, aunque repetitivos nunca cansinos, porque es tal la magia, el poder, la seducción, que desprenden ambas artistas, arropadas por una preciosa música y una escenografía atractiva y atrevida pero que nunca distrae de lo esencial, que con ellas y su movimiento, el tiempo pasa volando.
Maria y Blanca. Foto: Josep Guindo |
Los dúos y solos se suceden en secuencias rápidas, aunque repetitivos nunca cansinos, porque es tal la magia, el poder, la seducción, que desprenden ambas artistas, arropadas por una preciosa música y una escenografía atractiva y atrevida pero que nunca distrae de lo esencial, que con ellas y su movimiento, el tiempo pasa volando.
Vestidas en blanco y negro de forma alternativa,
una es la diosa y otra la diablesa, bailan al unísono, o ligeramente
desiguales, una de frente, otra de espaldas, dos caras de una misma
moneda, o dos monedas distintas. Del blanco y negro se pasa al color,
vestidos vaporosos que siguen bailando con ellas, bailando gracias a
ellas, baile siempre poderoso y exquisito.
Maria Alexandrova. Foto: Josep Guindo |
Y el de Maria, con otro vestido creado por y para
la danza, que baila con ella, cuando en un alarde de demostración
técnica clásica, con una clase apabullante y sin ningún fuego de
artificio innecesario, toma la escena con sus puntas firmes, veloces,
sus líneas exquisitas, dibujando en el aire figuras efímeras.
Sí, los vestidos suponen otro de los elementos
significativos del espectáculo. El vestido transmite la esencia de
lo que se quiere contar y se adapta en cada momento al rol específico
de la bailarina.
Al final, también el pelo se une a la danza y
ambas, con sus largas melenas desplegadas en todo su esplendor,
bailan con él en un ritmo más desenfrenado, colofón perfecto a un
espectáculo poderoso, vital, elegante y seductor.
Gracias una vez más a Sant Cugat y Terrassa por
una programación inteligente, variada, capaz de satisfacer distintos
paladares y siempre con propuestas de altísimo nivel.
Dirección artística y coreografía :
Blanca Li
Bailarinas : Maria Alexandrova, Blanca
Li
Música: Tao Gutierrez con Enrico Barbaro,
Gherardo Catanzaro, Carlos Koschitzky y dirección de Carlos Martin
Decorados: Pierre Attrait
Videografía: Charles Carcopino
Videografía: Charles Carcopino
Iluminación: Caty Olive
Vestuario : Azzedine Alaia, Jean-Paul
Gaultier, Stella McCartney, Sophie Théallet
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