miércoles, 1 de noviembre de 2017

50 aniversario de Onegin por el Stuttgart Ballet

50 años de Onegin. Alicia Amatriain y Friedermann Vogel.
Ballet de Stuttgart

Uno de los más hermosos ballets del siglo pasado acaba de celebrar su cincuenta aniversario. Onegin fue creado por John Cranko en el año 1965 pero la revisión efectuada en 1967 y estrenada el 27 de octubre de ese mismo año es la que se ha conservado hasta ahora, siendo el Onegin de referencia bailado por las mejores compañías del mundo que han conseguido los derechos para hacerlo.

Carolina Masjuan

Cranko descubrió por primera vez la novela en verso de Alexander Pushkin Eugene Onegin cuando coreografió las danzas para la ópera de Tchaikovsky del mismo nombre en 1952. Primero propuso el ballet al Royal Ballet en la década de 1960, pero fue rechazado y cuando se mudó a Stuttgart retomó el proyecto. El Ballet de Stuttgart estrenó Onegin en 1965 pero el 27 de octubre de 1967 se estrenó por la misma compañía, el ballet revisado por el propio Cranko y éste es el que se representa actualmente en todo el mundo. Se han cumplido pues 50 años este 27 de octubre y en Stuttgart la efeméride se celebra como merece.

Elisa Badenes y Daniel Camargo.
Stuttgart Ballet
Kurt-Heinz Stolze hizo los arreglos a la música de Tchaikovsky, que provenía principalmente de sus obras para piano en lugar de sus obras orquestales, para acompañar a los bailarines. Los roles principales originales fueron Marcia Haydée como Tatiana, Ray Barra como Onegin, Egon Madsen como Lenski y Ana Cardus como Olga.

El Ballet de Stuttgart, donde Cranko encontró el entorno idóneo para desarrollar su gran talento como creador, ha querido celebrar este aniversario poniendo en escena el ballet con la mejor Tatiana que hay actualmente, la maravillosa bailarina vasca Alicia Amatriaín acompañada en el rol principal por el elegante e imponente Friedemann Vogel como el arrogante protagonista. 

La musa de Cranko, para la que él creó el rol de Tatiana, Marcia Haydée, estuvo en escena en el papel de la nurse de las dos hermanas, la propia Tatiana y Olga, rol que interpretó otra española también principal en Stuttgart, la deliciosa Elisa Badenes.

Se trató, como nos confesó Alicia al día siguiente, cuando pudimos disfrutar de unas horas con ella, de una función muy especial para la compañía y también para ella misma. Onegin es «su» ballet, el primero que bailó como Principal y Tatiana es un rol muy exigente en todos los sentidos, técnico pero sobre todo interpretativo y para el que ella siempre se prepara de forma especial, desde que lo abordó siendo muy joven y con el que ha madurado a lo largo de años interpretándolo.

Martí Fernández Paixà, Jason Reilly,  Hyo-Jung Kang
Angelina Zuccarini. Stuttgart Ballet
El viernes, compartir escenario con Marcia, con todo lo que supone esta gran bailarina para este ballet, fue especialmente emocionante. Se celebraban asimismo los 80 años de Jürgen Rose, creador de la escenografía y del precioso vestuario y que también estaba presente entre el público saliendo a saludar al final de la función. Además, también este año el propio John Cranko, fallecido de un ataque cardíaco en un avión a los 46 años, hubiese cumplido 90 años.

Onegin es una obra maestra. Un ballet precioso de un coreógrafo que poco se puede ver por España. El Ballet de Munich nos lo trajo a Portaferrada hace unos años, pero un escenario al aire libre no es el idóneo para representarlo. Muchas de sus partes más emblemáticas debían sacrificarse y el ballet aún disfrutándose, ya que es una auténtica obra de arte, no lucía en todo su esplendor.

La coreografía incluye una amplia gama de estilos, con un espectacular trabajo del cuerpo de baile, magnífico en el primer acto, con esas diagonales con las chicas haciendo grands jetés sostenidas por los chicos. En los bailes con Olga y Lenski o en los bailes de salón del segundo acto cuando Onegin coquetea con Olga para desespero de Tatiana y sobre todo de Lenski, o los del gran baile del tercer acto con el maravilloso vestuario que al abrirse el telón y verles perfectamente colocados, velados por un telón transparente, uno diría que se trata de una pintura antes de que los bailarines cobren vida. Una maravilla.

Alicia Amatriain. Stuttgart Ballet

Empieza la función, Madame Larina, sus hijas, Olga y Tatiana y la niñera, cosen los vestidos de la fiesta de cumpleaños de Tatiana. Ella, ajena a todo, está inmersa en la lectura de un libro. Lenski, un joven poeta comprometido con Olga, llega con un amigo de San Petersburgo, Eugene Onegin, del que Tatiana se enamora inmediatamente puesto que parece tan diferente a todos los jóvenes campesinos que ella conoce, mientras que Onegin solo ve en ella a una chica ingenua y romántica.

Esa noche en su habitación, antes de acostarse, Tatiana le escribe una carta de amor apasionada y pide a su niñera que se la entregue. Tatiana sueña con Onegin y asistimos a uno de los más hermosos pasos a dos del ballet, el del falso espejo, donde Tatiana se refleja y por donde aparece el reflejo de Onegin para hacerse presente en su dormitorio de joven enamorada.

Cuerpo de baile en el primer acto. Stuttgart Ballet
En el acto segundo asistimos al cumpleaños de Tatiana. Ella sueña con Onegin y cuando le ve aparecer sentimos su emoción y su esperanza. Siempre pendiente de sus reacciones, a la espera de que él se digne dedicarle su atención. Pero Onegin permanece distante, está molesto por la carta de Tatiana, quiere devolvérsela pero Tatiana no la acepta hasta que viendo su desdén, rompe a llorar desconsolada Onegin aprovecha la ocasión para retirar las manos de su rostro y romper la carta entregándosela hecha añicos.

Llega el Príncipe Gremin, un pariente lejano de Tatiana que está enamorado de ella y Madame Larina, la madre, anima a Tatiana a bailar con él. Entonces Onegin decide provocar a Lenski bailando con Olga, quien seductora y coqueta le sigue el juego para desespero de su prometido. Lenski cada vez más desolado y a la vez furioso por el comportamiento de Olga y Onegin, desafía a éste a un duelo.

Tatiana y Olga intentan razonar con Lenski, pero él insiste en que el duelo debe continuar. Onegin mata a su amigo.

Alicia Amatriain, Friedemann Vogel. Stuttgart Ballet
En el acto tercero, ya en San Petesburgo, Tatiana se ha casado con Gremin y Onegin regresa a la ciudad después de viajar por el mundo. Se presenta en el palacio del Príncipe y se sorprende cuando reconoce a la bella princesa Tatiana como la campesina que una vez rechazó. Se enamora de ella y le manda una carta.

Tatiana ha recibido la misiva, su marido debe partir pero ella no quiere dejarle marchar, tiene la carta en su tocador y teme quedarse sola. 

Efectivamente Onegin aparece y le declara su amor, pero el amor de Onegin ha llegado demasiado tarde. Después de otro paso a dos sublime, Tatiana rompe su carta y le ordena que la deje para siempre.

Teníamos muchas ganas de volver a Stuttgart. Desde que para las Galas Ibstage de Julio en el Liceu, entrevistamos a Alicia Amatriain y a Martí Fernández Paixà, nos prometimos organizarnos para una visita en la que les pudiésemos admirar en algún ballet completo con su compañía. Y la oportunidad se presentó inmejorable con ocasión de esta representación de cincuentenario que la compañía tanto celebraba.

La noche del viernes, la de la celebración propiamente dicha, fue una noche gloriosa, con Alicia como Tatiana y Elisa como Olga, acompañada por David Moore como Lenski.

Los pasos a dos de Cranko son de una belleza sobrecogedora, en el primer acto, en la escena del sueño, la forma en que Alicia/Tatiana se abandona a Onegin con unas recepciones ágiles y delicadas, unos portés espectaculares, la ligereza y la emoción que trascienden de Alicia, sabiamente arropada por Friedemann, nos emocionan profundamente. 

Martí Fernández Paixà. Stuttgart Ballet

Vivimos luego en la fiesta su indecisión, su ingenuidad, su esperanza de que Onegin se dirija a ella y le haga caso. Le ha mandado la carta, le ha abierto su corazón….. Sufrimos con ella al observar el absoluto desdén del aristócrata. Éste aparece arrogante frente al público tras el telón, en algún cambio de escena. Su presencia severa mirando altanero a la audiencia nos lo hace aborrecible aunque no exento de atractivo.

Y de nuevo, en el paso a dos final, el que Alicia nos ha bailado en alguna rara gala por España a la que hemos tenido oportunidad de asistir, nos emociona hasta las lágrimas cuando sobreponiéndose a su deseo, consigue apartar a Onegin y pagarle con su misma moneda, rechazándole muy a pesar suyo, en un acto de fidelidad a su actual situación de mujer casada. El gesto absolutamente despiadado con el que le despide, de espaldas a él, con su brazo extendido, en ademán de ¡vete! revela el absoluto sacrificio que Tatiana debe hacer.

Elisa Badenes y Daniel Camargo. Stuttgart Ballet
Elisa por su parte aborda el rol de Olga de una forma encantadora. Bonita, pizpireta y seductora, enamorada, feliz, solo pretende divertirse y si Onegin la tienta jugando a las cartas o poniendo celoso a Lenski bailando con él ¡qué más da! Su baile es fresco, su juego convincente, nos seduce y nos preocupa a la vez por su inconsciencia. Una magnífica bailarina, otra gran baza española para la compañía.

Qué magnífica coreografía, cuan grande es Cranko inventando pasos a dos para que más allá de una técnica precisa y de unos complicados portés, cualquiera pueda sentir la pasión, la fuerza de voluntad, el gran pesar que supone tomar una decisión contraria al dictado del corazón. Siempre, claro está, que los bailarines consigan abordar los personajes de la forma adecuada. Y francamente no podemos pensar en una Tatiana mejor que Alicia con un no menos convincente Friedemann.

La noche del sábado por su parte nos ofreció el inmenso placer de asistir al debut de Martí como Lenski. El joven Martí es Solista en la compañía pero está subiendo rápidamente los escalafones y en esta ocasión se estrenaba en este rol mayor. Martí fue un Lenski absolutamente encantador mientras es feliz junto a Olga, papel interpretado el sábado por la también solista, Angelina Zuccarini. Martí, con su baile elegante y firme, su semblante risueño y su técnica impecable, ya sea en los solos como en los pasos a dos junto a Angelina, atraparon rápidamente a la audiencia.

Cuando siente la traición de Onegin, y Olga le sigue el juego, sufrimos con él en sus arranques de celos y en su absoluta desolación e indignación que le llevan al enfrentamiento con su rival que acabará de forma tan trágica. Su físico impresionante y su forma de abordar el rol, impide que desvíes un momento la atención de su persona y hace que vivas con él cada uno de los sentimientos por los que va pasando y que trascienden de forma tan magnífica.

Martí Fernández Paixà. Stuttgart Ballet
En el hermoso paso a tres entre Olga, Tatiana y Lenski, de la escena del final del baile, cuando Lenski ya se ha enfrentado a Onegin y que se repetirá antes del duelo para conseguir que abandone su deseo de batirse, nos conmueve profundamente, pero lo que más impacta del final del segundo acto es ese solo, antes de enfrentarse a la muerte, en el que Martí está inmenso. ¡Un gran bravo para él!

Hyo-Jung Kang como Tatiana, Jason Reilly -que había sido Gemin la noche anterior- como Onegin y Roman Novitzky como Gremin, completaron el elenco del sábado y la Staatsorchester Stuttgart dirigida por James Tuggle acompañó ambas noches a los bailarines.

Han sido dos funciones impresionantes que nunca podremos olvidar. Un cincuentenario que el todo Stuttgart ha vivido con gran emoción. Se percibía en el ambiente, en el teatro con lleno total cada una de las noches, que se trataba de algo muy especial. 

La presencia de algunos de los creadores del ballet en escena, la emoción de los bailarines, el cuidado programa, todo respiraba tradición, emoción y belleza, un gran cariño por su compañía, por su legado y por sus bailarines.


La amabilidad de Alicia, Elisa y Martí, así como del servicio de prensa y el hecho añadido de poder conocer a otro bailarín catalán residente en Stuttgart, David Rodríguez, junto a un compañero suyo en la Gauthier Dance, el australiano Luke Prunty, encantadores ambos, hacen que ya deseemos volver. Para disfrutar de otro ballet de Cranko con nuestros tres bailarines preferidos de la compañía y para conocer el trabajo, interesantísimo según palabras de Alicia, de la Gauthier.

Alicia Amatriain, Friedemann Vogel, Marcia Haydée, Jürgen Rose,
James Tuggle, tras acabar la función. Stuttgart Ballet

¡Muchas gracias a todos por esa maravillosa estancia en Stuttgart! Destacar que las dos grandes empresas automovilísticas de Stuttgart patrocinan las compañías de ballet. Si Porche es mecenas del Ballet de Stuttgart, Mercedes lo es de la Gauthier Dance. ¿Para cuando una buena ley de mecenazgo aquí?

2 comentarios:

  1. Genial el articulo tan bien detallado, Carolina nos explica una obra historica con un vestuario, una puesta en escena y unos bailarines maravillosos.
    Gràcias por poder participar de estos eventos.

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    1. Muchas gracias Carmen, por estar siempre ahí y por dejar tu comentario. Un beso enorme!!!!

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