domingo, 9 de diciembre de 2018

Un cascanueces que enamora

Giulia París en el papel de Clara (Foto: Jesús Vallinas)
Segunda vez que El Cascanueces de la Compañía Nacional de Danza despierta la magia en mi corazón. Esta vez ha sido en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial y con un elenco protagonizado por Giulia Paris (Clara) y Yanier Gómez (Cascanueces).


Lola Ramírez
Este Cascanueces con adaptación coreográfica de Jose Carlos Martínez tiene algo de Cupido. En menos de un mes es la segunda vez que acudo a verlo y cada vez me enamora más. Ayer salí de mi casa con el alma en los pies. Cogí el autobús para ir a El Escorial y una vez sentada en la platea del Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial comencé a escuchar la obertura de la romántica pieza creada por Chaikovski. En esta ocasión la música, magníficamente interpretada por la Orquesta Sinfónica de Navarra era enlatada, cierto que no tiene la misma magia que una orquesta en directo, pero una vez que se subió el telón dejándose ver la sobria elegancia del salón de los Sres Stahlbaum, empecé a sucumbir ante la brillante puesta en escena creada  por la escenógrafa y arquitecta italiana Mónica Boromello.

Como ya he hecho una crítica anterior a este mismo Cascanueces no creo necesario ahondar en la calidad de los detalles técnicos, pero sí me parece importante insistir en el cúmulo de sensaciones positivas que esta creación de José Carlos Martínez interpretada por la CND despierta en el espectador. Fuera penas y tristes realidades que unos y otros seres humanos sufrimos en cualquier estación del año. Durante dos horas el espectador se convierte en un niño o una niña que flipa ante la magia de Dosselmeyer (Ion Agirretxe) que baila con suma elegancia mientras su bastón poseído por unas invisibles alas sigue el ritmo de Pyotr ll'yich Tchaikovsky como si fuera un primer bailarín. Niñas, adolescentes, jovenes y maduritas nos sentimos fascinadas por Clara, interpretada por la Giulia Paris. La bailarina italiana, integrante del cuerpo de baile de la CND, tiene un irrepetible encanto e interpreta a una de las Claras más preciosas y tiernas que he tenido ocasión de ver. 

Cierto que en este fascinante Cascanueces todo contribuye a conquistar al espectador. Es un Cupido que lanza sus flechas con absoluta seguridad: la limpia escena, la minimalista decoración, la novedosa magia de Drosselmeyer y la excelente iluminación; todo, sin olvidar al espectacular cuerpo de baile,  es un autentico placer para los sentidos. Desde lo más profundo de mi corazón sentí ayer y sigo sintiendo ahora, una gratitud inmensa hacia estos profesionales que con su indiscutible talento y gran trabajo son capaces de regalarnos dos horas en las que los sueños de nuestra infancia parecen hacerse realidad. 
Variación de los copos de nieve (Foto: J.V)

En medio de todo este cúmulo de sensaciones un pequeño gran nubarrón: José Carlos Martínez, director artístico de la CND termina su contrato con la compañía en 2019. Todo apunta a que el ex étoile de la Ópera de París va a iniciar el vuelo hacia otros lugares. Estoy por escribir a los Reyes Magos y pedirles que con su varita mágica consigan una prórroga y el bailarín y coreógrafo cartaginés siga haciendo crecer a la Compañía Nacional de Danza con tanto acierto. Mientras tanto, animo a quien todavía no haya visto El Cascanueces de la CND no se pierda alguna de las actuaciones que quedan en este año:

Teatre Auditori
San Cugat del Vallés
14 y 15 de Diciembre de 2018

Auditorio y Centro de Congresos Víctor Villegas
Murcia
20, 21, y 22 de Diciembre de 2018

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