La Fille Mal Gardée de Jeroen Verbruggen para el Ballet de Basilea. Foto: Ingo Hoehn |
Teníamos muchas ganas de ir a Basilea, conocer a la compañía y coincidir con nuestra estimada bailarina alicantina, Andrea Tortosa y por fin se presentó la oportunidad, que nos permitió, además, ver algo del trabajo del coreógrafo belga Jeroen Verbruggen, actualmente muy en alza, reclamado por compañías de prestigio para sus nuevas creaciones. No pudimos ver a Andrea bailar pero sí charlar con ella y compartir un buen momento en el teatro.
Carolina Masjuan
Andrea Tortosa
Paseando relajada y emocionada por su teatro, despidiendo a sus compañeros que o bien finalizaban su carrera o partían de vacaciones, pudimos constatar cómo de querida es entre la audiencia. Eran muchos de entre el público, los que la paraban para felicitarla por su ya avanzado embarazo, deseándole todo lo mejor. Andrea nos confesó que se ha establecido un vínculo emocional muy potente entre los bailarines y su público, fiel y numeroso, que les sigue encantado y para el que se organizan numerosas actividades para fidelizarlo y agradecerle su constante apoyo, ya sea económico, en Suiza el mecenazgo está fuertemente arraigado, como emocional, mediante su constante presencia en el teatro. Ensayos abiertos, cócteles, charlas, representaciones especiales, … todo es poco para lograr esa comunión tan deseada.
Conocimos a Andrea Tortosa hace ya algunos años, cuando empezaba su carrera como bailarina principal en el Ballet de Basilea. Andrea se formó en María de Ávila y tras ganar el Concurso de Castellón, obtuvo una beca para el NDT que le permitió ampliar su repertorio e integrar la compañía suiza, donde por otro lado hay, y han habido siempre a lo largo de su historia, varios bailarines españoles.
Siendo Mauro Bignozetti director y coreógrafo principal de Aterballetto, se incluyó en el repertorio de Basilea una pieza suya, Rossini Cards, escogiendo a Andrea como principal. Así fue como la bailarina alicantina aceptó la oferta de integrar la compañía de Reggio Emilia, de la que formó parte unos años para volver luego a Basilea.
Invitada a menudo en galas por España donde la hemos podido ver bailar, no va a ser posible en esta ocasión disfrutar de su presencia en escena ya que Andrea será mamá en breve. Lamentamos no verla en el rol principal, para el que también fue elegida por Jeroen Verbruggen para su Fille Mal Gardée, pero celebramos esta feliz noticia e importante cambio en su vida personal.
Nos encontramos con Andrea en la ciudad suiza y pudimos charlar con ella.
¿Cuantos años llevas ya en la compañía? Llegué por primera vez a Basel en el 2005. Estuve tres años antes de irme a Aterballetto, y desde que volví en el 2012 son ya diez temporadas… ¡cómo pasa el tiempo!
¿Qué es lo que más te gusta que haya hecho que estés aquí casi toda tu carrera hasta ahora? Es el equilibrio entre mi vida profesional y personal que tengo viviendo aquí. Los bailarines tendemos a sacrificar todo por nuestra vida profesional, viviendo y alimentándonos solamente de la danza, de los cuatro muros del teatro o de la sala de baile y relacionándonos únicamente con nuestros compañeros del mundo de la danza. Yo, desde que estuve en el estudio de María de Ávila, descubrí que más allá de mi pasión por la danza, del querer ser la mejor y de llegar a ‘lograrlo', para que el gran sacrificio, tanto mío como de mi familia, de dejarlo todo en Alicante y marcharme a Zaragoza con 12 años y para sobrellevar la presión de la escuela, necesitaba tener contacto con la vida exterior y con la gente del instituto, estudiar y sentirme una persona ’normal’.
Aquí en Basilea, a parte de trabajar con los mejores coreógrafos, de bailar papeles maravillosos y de tener un grupo de compañeros que me inspiran y respetan, doy clases de danza, hago mis proyectos educativos con institutos y colegios, coreografío y participo en muchos proyectos de danza dónde colaboro con artistas de otros ámbitos, músicos experimentales, pintores, escultores, poetas,… lo que ha hecho que conozca y me relacione con gente de otras ramas y con gente… ’normal’? He, he. Añadir que Basilea como ciudad tiene mucho que ofrecer culturalmente y es una ciudad con una calidad de vida muy alta, lo cual hace muy difícil que quieras irte.
¿Qué nos puedes contar del repertorio? Es un repertorio muy variado y ha ido cambiando a través de los años que llevo aquí. Al principio bailábamos mucho Kylian, que ahora ya no bailamos, luego pasamos a Johan Inger, pasando a Hofesh Shechter, Alexander Ekman y trabajando con muchos jóvenes coreógrafos ex bailarines de NDT con Bryan Arias, Jiri Pokorny, Alejandro Cerrudo, y ahora nuestro último programa ha sido con Sharon Eyal y con el increíble coreógrafo valenciano Marcos Morau, dos de mis coreógrafos favoritos del momento.
¿Y de esta Fille? Fille ha sido un proceso extraño en general, tanto para mí como para la compañía, no se muy bien qué decir… Bajo mi punto de vista, Jeroen se ha preocupado más de impresionar al público visualmente que de los bailarines, la coreografía y la dramaturgia, y la pieza se ha quedado quizás demasiado ‘escolástica'. También tengo que decir que tuvo muy poco tiempo y no las mejores condiciones. Es una pena, porqué había oído cosas muy buenas de él. Eso sí, 'La Fille' fue la primera pieza que bailé después de haber descubierto que estaba embarazada, así que nunca la olvidaré.
Creo que también, además de bailar, has creado coreografías y tienes un pequeño grupo de bailarines con el que organizáis espectáculos ¿es así? Coreografío todo lo que puedo, me llena mucho. Empecé ya creando mi propio sólo para el concurso de Castellón con el que gané la beca para el NDT2, con 16 años. Luego en Aterballetto creé dos piezas y tenía mi pequeño colectivo con el que participábamos en pequeños eventos en la ciudad. Y de vuelta a Basel me empecé a interesar más por la coreografía y creado varias piezas, como ya he explicado antes y colaborando con diversos artistas.
Vas a ser mamá, ¿cómo te planteas tu vida profesional a partir de ahora? La verdad es que tengo muchas ganas de ver como es la vuelta después del embarazo y de la maternidad, como se sentirá mi cuerpo, qué me pedirá… van a ser unos 11 meses fuera del escenario, y aunque he seguido enseñando y tomando clase, el escenario es el escenario y lo echo de menos. Se que lo voy a coger con muchas ganas, y seguramente tendré una visión mucho más enriquecida de la danza y de la vida en general, es muy emocionante.
Jeroen Verbruggen
Este joven coreógrafo belga, actualmente muy solicitado, empezó a bailar a los 13 años y se consolidó rápidamente como un bailarín a seguir. Se formó en la Royal Ballet School de Amberes, fue medalla de plata del Prix De Lausanne, que le premió con una beca para Canadá y ganó también el segundo puesto en el concurso de jóvenes bailarines de Eurovisión, Londres, donde bailó su solo Hyperballad creado por él mismo. En 2001 se convirtió en coreógrafo del canal de televisión nacional belga Vervolgen. Durante el mismo período actuó con el Royal Ballet de Flandes.
La Fille Mal Gardée de Jeroen Verbruggen para el Ballet de Basilea. Foto: Ingo Hoehn |
En noviembre de 2014, el estreno de El Cascanueces para el Ballet del Grand Théâtre de Ginebra recibió críticas entusiastas. Algunas coreografías de Verbruggen tanto para compañías clásicas como contemporáneas: Compañía nacional de danza de Gales (2015), Ballet Nacional de Marsella (2016), Ballet de Flandes (2016), Ballet de Nuremberg (2016), Ballet Nacional de Eslovenia (2017), Ballet de Basilea (2021). También Dance Open Festival presentó las versiones de Jeroen Verbruggen de dos ballets legendarios de Tchaikovsky que abren el camino para percibir estas obras maestras de una forma totalmente nueva.
La Fille Mal Gardée de Jeroen Verbruggen para el Ballet de Basilea. Foto: Ingo Hoehn |
Ballet de Basilea
El Ballett Theatre Basel es básicamente una compañía de danza contemporánea, aunque con una fuerte base clásica, « nadie nos quita nuestras clases de barra y centro diarias », nos diría Andrea, además, la escuela de danza clásica asociada al teatro, tiene fama internacional. Los bailarines son conocedores, pues, tanto del ballet clásico como de la danza moderna y combinan el más alto nivel de rendimiento de danza con dinámicas artísticas y expresividad lúdica. Cuentan con un gran éxito en el país y en el extranjero con ballets narrativos y obras abstractas y contemporáneas. Invitan regularmente a coreógrafos de renombre internacional para crear para ellos, como Sharon Eyal, Hofesh Shechter, Alexander Ekman, Jeroen Verbruggen y Johan Inger. En el centro del trabajo artístico de la compañía se encuentra su director artístico Richard Wherlock, que ha sido el director del departamento de danza del Theatre Basel durante más de veinte años.
La Fille Mal Gardée de Jeroen Verbruggen para el Ballet de Basilea. Foto: Ingo Hoehn |
Richard Wherlock
Nacido en Bristol (Reino Unido), estudió en la reconocida Rambert School de Londres y trabajó como bailarín en su compañía. Ganador del premio de promoción de Renania del Norte-Westfalia para jóvenes artistas en 1992. Director de ballet en el Hagen Theatre de 1991 en 1996, luego director del Lucerne Ballet durante tres temporadas y director artístico y coreógrafo del Berlin Ballet en la Komische Oper Berlin . Ha sido director y coreógrafo jefe del Ballett Theatre Basel desde 2001/2002, y de 2004 a 2009 fue director del festival ‹basel tanzt›. En 1999, Richard Wherlock fue nominado para el premio internacional de danza 'Benois de la Danse'. Fue cofundador de SiWiC, un curso internacional suizo de formación avanzada en coreografía de 1997 a 2011. Wherlock es miembro del jurado en concursos internacionales de danza en Roma, Florencia, Hannover, París y Valencia. También fue presidente del jurado de las becas Migros de danza durante muchos años. La ciudad de Basilea ha dedicado una placa a Wherlock en el 'paseo de la fama' de Spalenberger, donde aparece junto a otras personalidades de Basilea como Roger Federer o Jacques Herzog y Pierre de Meuron.
La Fille Mal Gardée de Jeroen Verbruggen Ballet del repertorio tradicional con un nuevo giro en el argumento y la puesta en escena.
La Fille Mal Gardée de Jeroen Verbruggen para el Ballet de Basilea. Foto: Ingo Hoehn |
Con la música original de Louis Ferdinand Hérold, con alguna pequeña licencia, adaptada por John Lanchbery, el coreógrafo belga convierte el ballet narrativo más antiguo que se conserva hasta la fecha, en una velada de danza queer. Transfiere el escenario rural francés idealizado del siglo XVIII a la región costera holandesa de Zelanda. Un molino de viento y fardos de heno rosa envueltos en plástico, dan un toque industrial a la actividad agrícola original.
El famoso baile de los zuecos se convierte ahora en un baile con botas de agua también efectuado por mamá Simone, aunque las dos amantes se apoderan de ellas en un juego cómplice. Los sonidos de los pájaros reemplazan la música, transmitiendo a veces sensación de libertad, y sensación de encarcelamiento otras. Con el tema dominante del matrimonio de conveniencia, Verbruggen traslada el argumento del interés económico a las expectativas sociales respecto a la orientación sexual.
Los elementos escenográficos juegan un papel muy importante, creando efectos muy potentes e impactantes que refuerzan la trama y seducen inmediatamente. El molino gigante, el espantapájaros volador (en lugar de Alain con la sombrilla), los fardos que se rompen derramando los fragmentos de heno rosa sobre el escenario y que dan mucho juego a los bailarines, hacen que la historia se desarrolle de una forma muy dinámica, siempre alegre y sin dejar ningún resquicio al aburrimiento.
La Fille Mal Gardée de Jeroen Verbruggen para el Ballet de Basilea. Foto: Ingo Hoehn |
El cuerpo de baile no apareció todo lo cohesionado que sería de esperar y echamos de menos igualmente una mayor claridad en el desarrollo de la historia. Era difícil descubrir y seguir a la amante de Lisa. No fue hasta el final del primer acto cuando ya nos resultó evidente. Fue ese un momento delicioso, el paso a dos del final del primer acto entre las dos amantes, con gran complicidad y risas contagiosas, felicidad pura absoluta, transmitiendo muy « buen rollo » y calando hondo en la audiencia.
La Fille Mal Gardée de Jeroen Verbruggen para el Ballet de Basilea. Foto: Ingo Hoehn |
Pero aún y así, hemos de decir que según nuestra visión general, se trata de un ballet simpático, amable, alocado, muy fácil de ver y de disfrutar y con el que pasamos una velada deliciosa de danza.
Con la magnífica orquesta del Teatro de Basilea tocando en directo, el teatro habiendo colgado el cartel de completo desde hacía días, los aplausos del público totalmente seducido y entregado a sus artistas, culminaron una estancia en Basilea para no olvidar.
¡Muchas gracias Andrea y a todos los artistas!
Elenco :
Lise – Gaia Mentoglio / Andrea Tortosa Vidal
Colette – Tana Rosás Suñé / Celia Sandoya
Mama Simone – Rachelle Scott / Mikaela Kelly
Vater Thomas – Frank Fannar Pedersen / Javier Rodríguez Cobos
Alain – Francisco Patricio / Diego Benito Gutierrez
Vogelscheuche – Anthony Ramiandrisoa / David Lagerqvist
Hasenfreund*innen – Stefanie Pechtl, Lydia Caruso, Eva Blunno, Kelly Keesing, Giacomo Altovino, Aleix Labara, Matias Rocha Moura
Fuchsfreund*innen – Lisa Horten-Skilbrei, Debora Maiques Marin, Marina Sanchez Garrigós, Giuliana Sollami, Dayne Florence, Elias Boersma, Rubén Bañol Herrera, Matias Rocha Moura, Kazuki Mitsuhashi
Y para disfrutar de Andrea en su faceta de maestra de ballet aquí
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