lunes, 15 de octubre de 2018

Espectacular Mayerling

Sarah Lamb y Steven McRae en una escena de Mayerling
En directo desde la Royal Opera House se ha visto hoy en múltiples salas de cine a lo largo de todo el mundo una obra de ballet espectacular. Interpretada por el Royal Ballet, Mayerling se convierte en una pieza única. Solistas y cuerpo de baile llevan a cabo una lectura impecable de la fantástica coreografía de Kenneth MacMillan. Todo fluye rozando la perfección, desde los bailarines hasta la majestuosa puesta en escena, destacando la pareja de bailarines principales,  Steven McRae y Sarah Lamb, que ejecuta una apasionada, virtuosa y sumamente compleja danza.

Lola Ramírez
Steven McRae y Sarah Lamb ponen en duda con su magistral interpretación la máxima de que la perfección no existe. Casi da miedo decirlo, pero hay momentos del ballet en el que la pareja resulta perfecta. Y sin ningún tipo de temor, cabe decir que emocionan, tanto que si no fuera porque uno está cómodamente sentado en una butaca de platea, acabaría sudando al igual que ellos.

 La trágica historia de amor de Rodolfo, Príncipe heredero de Austro-Hungría y María Vetserá, sirvió de inspiración al coreógrafo Kenneth MacMillan para crear en 1978 este impresionante ballet en tres actos. El papel de Rodolfo, magníficamente interpretado por Steven McRae, es uno de los más difíciles del repertorio clásico; incluye siete pasos a dos  con seis bailarinas diferentes, entre ellas, Sarah Lamb como María Vetserá y la española Laura Morera en el rol de la condesa Marie Larisch. Ambas interpretaciones de una calidad y virtuosismo supremos. Pasos a dos de una complejidad máxima en los que además de una rigurosa técnica, los intérpretes despliegan un contagioso y variado abanico de emociones que traspasan el escenario. Sara Lamb combina una técnica imposible con una interpretación fascinante.
Lamb y McRae durante el ensayo de uno de los pasos a dos

Tres horas de perfecto ballet que vuelan y transportan al espectador a la turbia atmósfera de la corte austriaca de finales del siglo XIX. Francisco José, emperador de Austria-Hungría y su esposa la emperatriz Elisabeth organizan la boda de su único hijo con la princesa Estefanía de Bélgica. El enlace fue una farsa de tal calibre que ya en la celebración Rodolfo coqueteaba con su cuñada y con su ex-amante, la condesa Larisch. El amor hacia la joven Vetserá, trece años más joven que él acaba por rematar su débil equilibrio mental, llevándolos a ambos a la muerte.

Convertir esta historia en danza fue uno de los mayores desafíos de MacMillan, quien no sólo lo llevó a cabo sino que lo convirtió en su obra maestra. Para el principal protagonista de Mayerling, en este caso Steven McRae, no sólo es un desafío sino también un reto mental y físico, ya que se pasa las tres horas que dura el ballet en el escenario llevando a cabo una interpretación agotadora y emocionalmente destructiva. Y mientras tanto, en el patio de butacas el espectador vive, sufre y disfruta toda esta emoción sin perder una sola caloría.

Destacar también la interpretación musical de la Orquesta de la Royal Opera House, sabiamente dirigida por Koen Kessels, sobre libreto de Franz Liszt, arreglada y orquestada por John Lanchbery.
Sólo queda recomendar encarecidamente, a todos aquellos que quieran vivir tres apasionantes horas de danza, la visión de esta obra , interpretada por el Royal Ballet.



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