Tamara Rojo y Michael Coleman. Foto: Miguel González |
El English National Ballet era la asignatura pendiente de
Peralada ya que nunca, en sus treinta años de danza, había actuado la compañía
inglesa en el Festival. Ahora, cuando Tamara Rojo es su directora, por fin se
le ha podido ver en el prestigioso festival ampurdanés. Pero Tamara sí había
bailado en él, en dos ocasiones con Víctor Ullate y una tercera hace trece años
cuando ya estrella del Royal Ballet, bailó el paso a dos de Don Quijote como
guinda a la actuación del Ballet de la Ópera de Berlín que ofrecía un programa
Kylian.
Carolina Masjuan
Para este fin de semana de principios de Agosto, en un
verano totalmente atípico por lo frio y lluvioso, todas las previsiones
amenazaban lluvia, y ¡acertaron! Pero parece que a los astros les gusta el
ballet y poco antes de empezar las funciones, ambos días, la lluvia cesó y el ENB pudo desplegar su buen hacer y lució
magnífico.
Amigas de Swanilda. Foto: Miguel González |
Tamara nos brindó una Coppélia exquisita de matices,
pizpireta, joven enamorada enfadada al descubrir el interés de Franz por
Coppélia, la joven (muñeca) que lee en el balcón. Ya en el primer solo con la
deliciosa música de Delibes, nos encandiló y su actuación fue in crescendo. La
proverbial solidez de sus puntas, sus magníficos developpés, sus arabesques penchés
de increíble inclinación, sólo fueron una herramienta al servicio de la
interpretación del personaje. Coppélia le va a Tamara como anillo al dedo, como
Kitri, o como la muñeca de la danza española del taller del Doctor Coppelius;
sí, el viernes (desconozco si en esta versión siempre es Swanilda quien lo
hace) fue también Tamara quien se marcó, para nuestro deleite, las danzas del
segundo acto en el taller del creador de muñecas.
La pantomima, al servicio de la historia, fue una
auténtica delicia de ver, en su justa medida e interpretada por todos y cada
uno de los bailarines con gran frescura y ligereza. El bailarín cubano Yonah Acosta, sobrino del
gran Carlos Acosta, fue un Franz impulsivo y pícaro, que a pesar de su juventud
se complementaba perfectamente con Tamara, dotado de grandes cualidades de las
que dio buena muestra en Peralada.
Yonah Acosta. Foto: Miguel González |
Las amigas, Shiori Kase, Bagoña Cao, Senri Kou, Ksenia
Ovsyanick, Alison Mcwhinney y Laurretta Summerscales; el Amanecer, una
fantástica Shiori Kase; Begoña Cao como la Oración; el Doctor Coppélius,
maravilloso Michael Coleman, todos, contribuyeron a que disfrutásemos de una
Coppélia como hacía mucho tiempo no se nos había dado ver. La escenografía y el
precioso vestuario son también elementos a no dejar de mencionar.
Y el cuerpo de baile, que aunque con algún pequeño
desajuste, fue muy convincente.
Una lástima ver la platea con muchas localidades vacías,
sobre todo cuando habitualmente para el ballet, Peralada llena.
El broche final de la velada del viernes fue la entrega
de la medalla de honor del Festival a Tamara Rojo por parte de su Presidenta la
Señora Carmen Mateu de Suqué.
Y la noche del sábado de nuevo cita con el English
National Ballet, con mucho más aforo que la noche anterior. Seis
coreografías, tres de ellas de corte clásico, para rendir homenaje a la primera
actuación que Rudolf Nureyev realizó hace treinta años en Peralada, y el resto
de piezas, estrenadas en Inglaterra bajo el nombre de Lest We Forget, creadas
por Russell Maliphant, Liam Scarlett y Akram Khan, para conmemorar los cien
años del comienzo de la I Guerra Mundial.
Empecemos por la parte clásica. El paso a tres de El
Corsario, cuya versión entera estrenó el ENB recientemente y se pudo ver en los
Teatros del Canal de Madrid, estuvo interpretado por Fernanda Oliveira como Medora,
Yonah Acosta como Alí y Junor Souza como Conrad. Yonah en la línea de la noche
anterior mostrando sus ágiles saltos y rápidas piruetas, Junor poseedor de un
buen ballon y Fernanda con muy buena técnica. Pero el paso a tres deslució
porque al parecer el suelo estaba resbaladizo y hubo algún pequeño desajuste en
sus evoluciones. Una lástima.
Fernanda Oliveira, Junor Souza y Yonah Acosta. Foto: Miguel González |
La última coreografía clásica del homenaje a Nureyev fue
el paso a dos del segundo acto de Giselle. La versión del ENB de este
ballet se debe a Mary Skeaping y se pudo ver en el Liceu hace unos años, precisamente
con Tamara Rojo como artista invitada (ya era estrella en el Royal Ballet) en
dos funciones junto al bailarín cubano José Manuel Carreño. Alison Mcwhinney parecía
flotar sobre el escenario de Peralada, su Giselle era totalmente una figura
venida de ultratumba, etérea y fugaz frente a su Albrecht, Junor Sauza. Ambos nos
brindaron una sublime interpretación de este difícil y exigente paso a dos
romántico.
Dust. Foto: Miguel González |
¿Y en cuanto a las piezas de los coreógrafos
contemporáneos elegidos por Tamara para dar un rumbo nuevo al ENB? ¡Un
estupendo descubrimiento!
"Second Breath" de Russell Maliphant, "No man's land" de Liam Scarlett y "Dust" de Akram Khan. Dos de los coreógrafos ya eran conocidos por el público catalán, sobre todo Akram Khan quien actuó varias veces en el Mercat de les Flors con su compañía en la que formó parte la catalana Eulalia Ayguadé. También es de grato recuerdo la clase abierta que Akram ofreció en La Caldera durante una de sus visitas. A Russell Maliphant le debemos el muy emotivo Afther Light con música de Satie creado para el homenaje a Diaghilev y Liam Scarlett fue mi descubrimiento personal con el ballet de San Francisco este verano en el marco de los Étes de la Danse en París. Así que coreografía de alto nivel la que prometía ofrecer este segundo programa. Y no defraudó.
"Second Breath" de Russell Maliphant, "No man's land" de Liam Scarlett y "Dust" de Akram Khan. Dos de los coreógrafos ya eran conocidos por el público catalán, sobre todo Akram Khan quien actuó varias veces en el Mercat de les Flors con su compañía en la que formó parte la catalana Eulalia Ayguadé. También es de grato recuerdo la clase abierta que Akram ofreció en La Caldera durante una de sus visitas. A Russell Maliphant le debemos el muy emotivo Afther Light con música de Satie creado para el homenaje a Diaghilev y Liam Scarlett fue mi descubrimiento personal con el ballet de San Francisco este verano en el marco de los Étes de la Danse en París. Así que coreografía de alto nivel la que prometía ofrecer este segundo programa. Y no defraudó.
Second Breath, paso a dos interpretado por Tamarin
Stott y Nathan Young con música de Andy Cowton fue el más flojo de las tres
piezas a pesar de estar muy bien bailada por ambos bailarines. Sin
acompañamiento coral, se queda en desventaja frente a las otras dos piezas,
aunque justo es destacar que se trata de una coreografía rica en matices y con
portés muy estudiados.
No Men’s Land, con
música de los Fragments d’Harmonies poétiques et religuieuses de
Franz Liszt, en cambio, sedujo enormemente. Tres parejas, Tamara Rojo, Zdenek
Konvalina, Fernanda Oliveira, Max Westwell, Erina Takahashi y James Forbat, nos
muestran la relación entre hombres y mujeres en el entorno trágico de la guerra,
la desazón que les invade al verse obligados a separase. A pesar de ser
abstracto, ese sentimiento está ahí, se palpa, trasciende…. Liam Scarlett sabe
cómo llegar al corazón. Es un coreógrafo típico inglés que a veces recuerda a
Sir Keneth McMillan, sobre todo en la forma de mover a los varones. Una
preciosa coreografía con un paso a dos final de una gran belleza.
No Men's Land. Foto: Miguel González |
Y con Dust de Akram Khan se cerró la velada y la
participación de la compañía inglesa en el Festival. El coreógrafo Indio-Inglés
sabe cómo impactar. Siempre hay fuerza en sus trabajos, fuerza y control. Aquí
una figura, un hombre, el bailarín Fabian Reimair, frente a un muro compacto
que forman los bailarines unidos por sus brazos. La imagen de ese muro
ondulante, sabiamente iluminado, es hechizante. La música de Jocelyn Pook con
fragmentos de la canción La Hora
del Adiós cantada de forma desgarrada y repetitiva, acompaña el sentimiento de
pesar que invade la escena y trasciende al público. Un magnífico paso a dos
interpretado por Tamara Rojo y Fernando Bufalá y unas escenas de grupo con una
iluminación muy estudiada que junto con el vestuario de color apagado y la
neblina que invade la escena crean ciertamente una atmósfera polvorienta y lúgubre.
Grandes aplausos para los artistas, el público reacio a
abandonar el recinto y con muchas ganas de celebrar ese festival de buena
danza. Una demostración de que el clásico está muy vivo, ya sea en ballet de
repertorio como con coreografías modernas y de que existe una gran afición.
Tamara avanzó en rueda de prensa que el ENB estará en
Barcelona en septiembre de 2015, en el Gran Teatro del Liceo. Les recibiremos
encantados.
Nota: No puedo dejar de comentar el asombro que me
producen las declaraciones que sueltan algunos periodistas culturales. La Sra.
Maricel Chavarría celebró en su crónica para La Vanguardia que Tamara Rojo “sacudiera
el polvo y aireara lo rancio” a un ballet como Coppélia. ¿No es acaso lo que
hizo Ángel Corella con su magnífico Lago? ¿Y lo que hacen las compañías más
prestigiosas del momento aunque algunos puristas se lleven las manos a la
cabeza? Decir también, como dijo la periodista, que el ballet clásico es una arte que “quizás” -menos mal
que hay un quizás- esté tocado de muerte
en el siglo XXI, es no tener ni idea de lo que se cuece en París –donde cuando
el Ballet de la Ópera de París está de vacaciones, se invita en los Étés de la
Danse a prestigiosas compañías extranjeras dada la gran demanda que por parte
de locales y foráneos hay de ballet- en
Londres, con dos magníficas compañías clásicas, Oslo, Berlín, Munich,
Amsterdam, Nueva York, Philadelfia, San Francisco, Tokio, Estambul, …. También
leo alucinada que nuestro conseller de cultura, Ferran Mascarell, se dignó
venir a Peralada a ver ballet ¡caramba! ¿Desde cuándo le interesa este arte?
¿No habría sido más coherente tener interés por conocer qué hacía Corella
cuando anhelaba dirigir una compañía en Cataluña y escuchar su propuesta? Es
realmente decepcionante a nivel cultural, vivir en este país, da igual que nos
refiramos a Cataluña o a España. Ah! Y por cierto Sra. Chavarría, leo en su
nota del programa de mano del ENB en Peralada sobre la “coreógrafa” Liam
Scarlett. Perdón, pero el inglés Liam Scarlett es un joven caballero y uno de
los tres grandes coreógrafos clásicos (crean usando el lenguaje y la técnica
clásicos) del momento, junto con el ruso Ratmansky y el también inglés
Wheeldon, del que hemos podido conocer muchos trabajos gracias al Corella
Ballet, pero tratándose de Corella parece que en lugar de intentar hacernos un
gran favor, más bien molestaba, a políticos y a algunos periodistas, que no al
gran público que consiguió aglutinar….. país….
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