viernes, 3 de octubre de 2014

Una Rosa para Soler - Documental de Arantxa Aguirre

RosaTorres-Pardo y Rocío Márquez.
Foto: José Luis López Linares

El 2 de octubre tuvo lugar en la Filmoteca de Barcelona la presentación de un nuevo documental de Arantxa Aguirre, creadora entre otros del célebre "El Esfuerzo y el Ánimo" sobre la andadura de la compañía del coreógrafo francés Maurice Béjart una vez él desaparecido. Esta vez Arantxa nos sumerge en el mundo del padre Soler, intérprete y compositor español del siglo XVIII, que con una extensísima y brillante obra, es apenas conocido.

Carolina Masjuan

Fue a raíz del interés de la pianista Rosa Torres-Pardo por este compositor, que surgió este documental producido por López-Li Films y patrocinado por la Fundación Loewe. La realización de Arantxa consigue un film ameno, capaz de atrapar a diversos tipos de espectador, desde eruditos melómanos, a balletómanos de pro, o simplemente a personas interesadas en la cultura en general y en la de nuestro país en particular. Prueba de ello fue la diversidad de público que había ayer en el estreno en España – ya fue presentado en Tokio el pasado 6 de junio-, músicos, ex bailarines, bailarines, jóvenes alumnos de danza, seguidores del trabajo de Arantxa,… en definitiva, gente inquieta e interesada por conocer más sobre un patrimonio cultural, el español, que tantas veces se deja en el olvido.

Arantxa Aguirre
El Padre Antonio Soler nació en Olot el 3 de diciembre de 1729 y falleció en San Lorenzo de El Escorial el 20 de diciembre de 1783. A los 6 años ingresó en la escolanía de Montserrat. Una entrevista con un monje de la montaña mágica catalana, nos permite descubrir cómo era por aquel entonces la vida de un “escolanet” como se conoce a los niños que forman parte del célebre coro, La Escolanía. 

Se trataba comúnmente de niños huérfanos o en todo caso con muy pocos lazos con el mundo exterior. La Virgen, según cuenta el monje entrevistado, sustituía a la figura materna de la que carecían. Fue en Montserrat dónde el pequeño Antonio empezó sus estudios de canto, música y órgano. Las tomas de Arantxa nos conducen por el Monasterio Benedictino y nos muestran las tallas y pinturas de la Madre de esos pequeños habitantes del centro.

Mientras vamos descubriendo al personaje, el virtuosismo de Rosa Torres-Pardo al piano y la increíble voz y modulación de Rocío Márquez, ensayando un fandango en una luminosa sala acristalada, nos permiten apreciar la calidad de la obra de este compositor. Ambas buscan la excelencia, repiten y repiten los acentos para lograr una sintonía perfecta. ¿Un fandango? Un fandango, sí, la música culta empieza a fusionarse con la música del pueblo y el padre Soler se enamora del folklore andaluz.

Cuando Soler tuvo conocimiento de una vacante para el cargo de organista y director del coro en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, la aceptó inmediatamente, pasando así a formar parte de su comunidad de jerónimos.

Lucía Lacarra. Foto: José Luis López Linares
Las imágenes del monasterio, severas y frías, se suavizan mediante tomas al paisaje que envuelve el enorme y austero edificio, los montes y los bosques de pinos, los lugares donde transcurrió la vida y aquello que vio el artista, en el periodo en el que se gestó la mayor parte de su inmensa obra. El sonido del agua relaja y el maullido de un gato pone una nota cálida a ese entorno inhóspito.

A los ensayos de la pianista y la cantante, se unen las actuaciones en directo de Rosa Torres-Prado con el Cuarteto  Bretón, las discusiones sobre si unas piezas eran para órgano o para clave en base a la interpretación de la bibliografía y, sobre todo, buenos momentos de danza con Lucía Lacarra y José Carlos Martínez ya que si la música de Scarlatti ha inspirado a muchos coreógrafos, la pianista convenció a José Carlos para que en su coreografía “Sonatas” creada en 2013 para la Compañía Nacional de Danza, incluyera además de las sonatas del maestro italiano, alguna pieza del padre Soler. 

Cuando el ex bailarín estrella de la Ópera de París y actual director de la CND, escuchó esa música, no dudó un instante. En el film, José Carlos nos deleita con su baile elegante y refinado mientras Rosa Torres Prado toca para él la música del padre. Un gran momento para los balletómanos. El otro punto culminante para los amantes de la danza es la intervención en Sonatas, como bailarina invitada de la CND, de la bailarina vasca Lucía Lacarra, alegre, etérea, volátil… tal como esa música le inspira y le reclama.

En El Escorial, el Padre Soler actuaba como primer organista y componía la música para los oficios. Pero también enseñaba y entre sus alumnos destacaba el Infante Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III. El Infante era un estudiante muy capaz, de hecho varias de las sonatas para clave de Soler fueron compuestas expresamente para él. A todo esto hay que añadir sus tareas como maestro de capilla, monje, teórico o compositor de música teatral, sobretodo con textos de Calderón de la Barca. Allí, el Padre Soler estudió con Domenico Scarlatti. Este último era, por aquel entonces, compositor de la corte española e influenció notablemente en la obra de Soler.

Cuarteto Bretón y Rosa Torres-Pardo
Foto: José Luis López Linares

Como teórico, Antonio Soler, escribió un tratado sobre la armonía titulado Llave de la modulación y antigüedades de la música, en el que nos habla de la teoría de la modulación y reflexiona sobre la creación artística y el significado de las reglas. También realiza en ella un examen acústico de los intervalos y la escala. Injustamente poco conocido, los expertos consideran al Padre Soler como el maestro español más renombrado de la escuela de clave, dominando poderosamente en el panorama de la música española del siglo XVIII.
Concisas intervenciones de autoridades en la materia, el compositor Alfredo Aracil, musicólogos como Esther Morales o José Sierra, ayudan a descubrir al personaje, su entorno y su obra, ya que hay muy poca documentación y ha pasado mucho tiempo. Ni siquiera se conoce cuál fue la celda que ocupó en El Escorial. También interviene Nicolau de Figueiredo, clavecinista de gran prestigio, quien indica que si la música del Padre Soler es alegre es precisamente porque fue una persona solitaria que, aunque no pudo evitar las críticas por su relación con la Corte, no se dejó contaminar por una vida galante llena de habladurías que fácilmente habría podido hacer mella en otro, pero no en él. Trabajador incansable, ha dejado un legado impresionante.

Rosa Torres-Pardo. Foto: José Luis López Linares
Su atracción por el flamenco y lo inhóspito del clima de El Escorial, le llevaron a solicitar un cambio de residencia, siendo Granada su objetivo. Pero no se le concedió, el prior de El Escorial -de cuyo nombre no es imprescindible acordarse- se lo denegó. El Padre Soler murió joven, víctima de las duras condiciones de vida de los monjes y del duro clima del lugar.

Un documental que es un precioso tributo a la memoria de un gran artista desconocido en su país, España. Algo que parece no haber cambiado y que es necesario remediar. Gracias Arantxa, unánimemente en la sala, el público salió emocionado, agradecido y encantado. De nuevo un gran e imprescindible documental.


El estreno "oficial" en Madrid es en la Cineteca del Matadero el 14 de noviembre y luego se proyectará en el mismo sitio los días 17, 18 y 19 de noviembre. Pero este viernes 10 de octubre ya hay un pase en la Universidad Carlos III de Leganés con motivo de unas jornadas dedicadas a Soler. ¡No se lo pierdan!


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