Yanela Piñeira y Camilo Ramos en Espartacus. Foto: Josep Guindo |
El 24 Festival Internacional de Ballet de la Habana acoge
con éxito a primeras figuras internacionales. Una vez más la capital de Cuba se
ha convertido durante dos semanas, del
28 de octubre al 7 de noviembre, en un
hervidero internacional de actividades alrededor de la danza: actuaciones,
clases magistrales, exposiciones de fotografías
y conferencias. En esta ocasión, Alicia Alonso realiza escasas
apariciones en público debido a su delicado estado de salud.
Carmen del Val (La Habana)
Clase de Julio Boca. Foto: Cristina Ribé |
Esta edición se ha visto ensombrecida por la preocupación ante
la delicada salud de la fundadora y
directora del Ballet Nacional de Cuba,
Alicia Alonso, sus apariciones en público han sido mínimas, si bien su rostro se iluminaba al oír el calor
de los aplausos del público. Era inevitable que la preocupación por lo que ocurrirá con la
dirección del Ballet Nacional de Cuba cuando desaparezca Alicia Alonso flotara
en el ambiente, especialmente en la generación de profesores y artistas
cercanos a la artista, no tanto entre los jóvenes bailarines cuya máxima
preocupación era ensayar los nuevos ballets y bailar, bailar y bailar.
Las funciones se han ofrecido en los teatros Karl Max, Nacional y
Mella, ya que en el emblemático Teatro García Lorca aún no se han terminado
las obras de remodelación.
Homenaje a Shakespeare
Los niños de la escuela del Ballet de Cuba. Foto: Cristina Ribé |
En esta edición el Festival de Ballet de la Habana ha
querido rendir homenaje al dramaturgo inglés William Shakespeare, del qué este
año se celebra el 450 aniversario de su nacimiento.
Por esta razón la Gala
Inaugural del 28 de noviembre en el teatro Karl Marx (con una capacidad para
más de 5.500 butacas) se bailó Shakespeare
y sus máscaras, una obra que
recrea los amores de Romeo y Julieta, con coreografía de Alicia Alonso y música de Charles Gounod, que interpretó en directo la Orquesta Sinfónica
Nacional, dirigida por Giovanni Duarte. Romeo fue Dani Hernández y Julieta
Anette Delgado, ambos realizaron una sublime y convincente interpretación.
A lo largo de 15 días, en un país en el que el ballet es tan
importante para sus habitantes como el fútbol para los europeos, se han
desarrollados numerosas actuaciones, principalmente de obras del repertorio clásico de las que el Ballet Nacional de Cuba
es maestro indiscutible.
Viengsay Valdés en La Bella Durmiente. Foto: Josep Guindo |
Éxito de la coreografía Celeste de Annabelle López Ochoa.
La fascinación que la coreógrafa belga colombina, Annabelle
López Ochoa, siente por el Concierto para
violín y orquesta en Re Op.35 de P. I. Chaikovski le
ha llevado a crear una pieza neoclásica interpretada por tres mujeres y diez hombres, es una obra dinámica y
expresiva en la que la silueta de las
mujeres simbolizan las cuerdas del violín, mientras que los hombres son la noche. Tras la
representación, sectores del público comentaban que este estilo de coreografía debería
marcar el camino a seguir por el Ballet Nacional de Cuba en un futuro
inmediato.
Brooklyn Mack en Espartacus. Foto Josep Guindo |
Vistosos y siempre entretenidos resultaron los programas La magia de la danza y Programa Concierto, antologías de la danza en la que se pueden
apreciar escenas de ballets como Giselle,
La bella durmiente, Don Quiote, El lago de los cisnes, Cascanueces, Coppélia
y Sinfonía de Gottsschaik por citar las más relevantes. En este apartado tenemos que destacar de nuevo
a la espectacular bailarina cubana Viengsay Valdés y al bailarín norteamericano, Brooklyn Mack
del Ballet de Washingtong, su magnífica interpretación del paso a dos de Don Quijote hipnotizó la retina del espectador. Viengsay a su
impecable técnica le sumó su pasión interpretativa que sedujo al público desde
el momento de su aparición en escena, por su parte Mack supo dar a sus
espectaculares giros y elevados saltos el sentimiento que le convierten en un
convincente bailarín de repertorio y le alejan de las interpretaciones
circenses.
Alicia Amatriaín y Alexander Jones en Aus Holberg Zeit. Foto: Josep Guindo |
Otra de las
parejas más aplaudidas fue la formada por la excelente bailarina española Alicia
Amatriain y Alexander Jones del Ballet de Stuttgart que realizaron una inolvidable interpretación en Aus Holbergs Zeit, una coreografía de John Cranko y
música de Edvard Grieg. Fue
un agradable descubrimiento el bailarín español Ciro Tamayo, del Ballet
Nacional de Uruguay, que estuvo magnífico en el paso a dos de El Corsario junto a María Ricetto.
Otra de las perlas de este
Festival era El lago de los cisnes con coreografía de Alicia Alonso sobre la
original de Marius Petipa e Liv Ivanov con música de P. I Chaikovski,
interpretada por el Ballet Nacional de Cuba y con Viengsay Valdés e Ivann
Putrov en los papeles principales. El
ucraniano Putrov es un bailarín elegante con una sólida técnica. Tras
pasar por el Royal Ballet ahora se considera un bailarín freelance y es figura invitada en las grandes compañías, si bien a
él le gusta producir sus propios espectáculos y adentrarse en programas de
danza contemporánea. El día de la representación Putrov estuvo correcto pero no
deslumbró, le faltó seguridad. Sí brillaron en El Lago de los cisnes, el día siguiente los bailarines cubanos
Yolanda Correa y Joel Carreño, en la actualidad primeras figuras del Ballet
Nacional de Noruega.
El Bolero de Galguera decepciona
Xiomara Reyes y Yoel Carreño entre otros artistas invitados al Festival. Foto: Cristina Ribé |
En cuanto a las compañías
extranjeras invitadas tuvieron una actuación discreta el grupo norteamericano
de danza contemporánea Pontus Lidberg Dance
y el Ballet Hispano de Nueva York. Al igual que los componentes del
Ballet de la Ópera de Niza que bailaron La
pavana del moro con coreografía de José Limón y música de Henry Purcell.
Triunfo de Joaquín de Luz en la
gala final
Alicia Alonso en la Gala Inaugural con José Manuel Carreño y Dani Hernández. Foto: Josep Guindo |
El 24 Festival Internacional de
Ballet se clausuró con una trepidante Gala en la Sala Avellaneda del Teatro
Nacional, que reunió destacadas figuras
de la escena internacional y cubana. El acto contó con la presencia de Alicia
Alonso, que al final de la función, aclamada por el público, y sostenida por
los bailarines José Manuel Carreño y Dani Hernández, regaló al público un inspirador port de bras.
La estrella de la
noche fue Joaquín de Luz, el excelente
bailarín español, hoy primera figura del New York City Ballet, que
deslumbró en el solo Cinco variaciones sobre un tema, una coreografía del
mexicano David Fernández con música de Bach. De Luz sumó a su depurada técnica
su estilo pendenciero y seductor que cautivó al público. Su interpretación
junto a Ashley Bouder en Other Dances de Jerome Robbins con música de Chopin
también fue una de las coreografías más aplaudida de la noche.
Otra de las parejas
más aplaudidas fue la formada por Yanela Piñera y Camilo Ramos en el bello y
expresivo paso a dos de Espartaco con la
bella música del compositor armenio Aram Kachaturian y coreografía Azari Plisetsky.
Ambos bailaron compenetrados y exhibieron
su gran dominio técnico.
Joaquín de Luz en Cinco variaciones sobre un tema. Foto: Josep Guindo |
Durante este 24 Festival Internacional de ballet de La Habana, concretamente el día 31, falleció el coreógrafo cubano Iván Tenorio a los 73 años, autor de coreografías tan conocidas como Fedra, La casa de Bernarda Alba, Teseo, Los amantes de Verona y Viva Lorca.
Actividades colaterales:
Exposiciones de fotografías y homenaje a Fernando Alonso
Tres exposiciones de fotografía se han inaugurado en este 24
Festival Internacional de Ballet de la Habana, una de ellas, a cargo del catalán Pere Artal que, en el vestíbulo
del Teatro Mella, recoge las actuaciones de otros Festivales de la Habana en los que se ve a la bailaora española María
Pagés, al cubano Carlos Acosta y a Vladimir Malakov entre otros.
Clase con Aurora Bosch. Foto: Josep Guindo |
Otro catalán el cardiólogo, José Guindo, ha presentado, en
el vestíbulo de la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, una exposición del
homenaje que recibió Alicia Alonso, en el Teatro de la Maestranza de Sevilla el
2 de noviembre de 2013, con motivo de la celebración de los 75 años de su debut
en el ballet Giselle.
Por su parte el joven cubano Javier Núñez Castillo, ha realizado un grupo de fotografías bajo el título Shakespeare a través del lente, en el que muestra, en el vestíbulo del Teatro Mella, fotografías del ballet Shakespeare y sus máscaras.
También se han celebrado una Jornadas dedicadas al
desaparecido Fernando Alonso, cofundador del Ballet Nacional de Cuba junto a
Alicia Alonso, en ocasión del centenario de su nacimiento. El homenaje ha consistido en unas clases
magistrales a cargo de grandes figuras de la danza, que se han impartido en la
Escuela Nacional de Ballet de la Habana, que dirige Ramona de Sáa. La primera
de ellas fue a cargo de Julio Bocca, y le siguieron Eric Vu An, Xiomara Reyes,
Cyril Atanassof, José María Carreño, Marta García y Orlando Salgado.
El apasionante camino hacia las clases en la sede del Ballet Nacional de Cuba
Viengsay Valdés e Ivan Petrov ensayando El Lago. Foto: Josep Guindo |
Para el ciudadano
de a pie Cuba es la isla mágica que ha atraído a viajeros en todas las épocas.
La musa que ha inspirado a compositores y poetas durante siglos. La tierra
mítica de millones de emigrantes, pero también el destino de miles de esclavos.
Cuba es sufrimiento y placer, luz y oscuridad, riqueza y pobreza. Cuba es vida,
y para el balletómano además es
danza, vida al fin.
Todos estos
pensamientos me asaltan mientras camino desde hotel, donde estoy hospedada
durante mi estancia en La Habana, a la
sede del Ballet Nacional de Cuba, les
separan escasos metros. El hotel y la sede están en el Vedado un barrio
de La Habana, lejos de los centros turísticos. El camino es una prueba de
fuego ya que hay socavones, charcos,
adoquines rotos y un largo etc.,
dificultades que una cree debería sortear bailando a base de ejecutar
grands jetés, piqués
y piruettés. El azul del cielo
de la Habana a las nueve de la mañana es intenso, no hace ni frio ni calor. Si miró hacia atrás veo la
inmensidad del mar. Hipnótico el color de las casas que se alinean a lo largo
del camino, algunas son majestuosas, otras están en ruinas, sorprende la variedad de sus
tonos. Ellas junto a la vegetación que
nace en libertad y la simpatía de sus
gentes hace de este trayecto una fiesta para los sentidos.
Al llegar a la sede
empieza el conflicto ¿qué clase quiero ver?, en una Aurora Bosch, excelente
bailarina y hoy reputada pedagoga reclamada por las mejores compañías
internaciones de danza, está ensayando
con Yanela Piñera y Arián Molina el paso a dos de Bella Durmiente. En otra, la maestra Stvetlana Ballester, una mujer
gruesa, pero con una agilidad apabullante, da clase a los miembros del Ballet
Nacional de Cuba entre los que también encontramos a los bailarines
internacionales invitados, así vemos a Joaquín de Luz, Ivan Putrov, Brooklyn Mac, Daniel Proietto, Liu Miaomiao y Li Lin, entre
otros.
Numerosos asistentes a las clases. Foto: Cristina Ribé |
La clase tiene unos grandes ventanales con cristales azulados que dan a
la clase un color mágico. Opto por ir alternando de una clase a otra. El tiempo
vuela. El teclear del piano, el olor a
resina y las correcciones a los bailarines hace que te olvides de todo y te
conviertas en uno de ellos, pasas a formar parte de la vida de la danza.
Hipnóticos développés y arabesques. Cisnes, príncipes y
princesas con mallas de colores, sudando y riendo como seres mortales. Esta experiencia es una de las mejores actividades que te brinda el Festival.
Asisto también a un ensayo de Viengsay y Petrov, bailan el
paso a dos de El lago de los cisnes.
Ambos ríen y se muestran cómplices, la bailarina cubana se muestra indulgente y
generosa con Petrov le explica como cogerla, es la primera vez que bailan juntos
y están buscando la forma de acoplarse.
Amaya Rodríguez. Foto: Josep Guindo |
Ella se siente mayor. Loipa está trabajando con Tamara Rojo en el
English National Ballet y Josefina falleció. Aurora apunta que también se
rumorea que el bailarín cubano Carlos Acosta, que ha realizado toda su carrera
profesional en compañías extranjeras podría suceder Alicia, pero todo son
rumores afirma Aurora. El historiador de danza Miguel Cabrera se une a la
conversación, cree que la sucesión de
Alicia no será traumática, tiene una postura optimista ante lo que vaya ocurrir.
Regreso al hotel
consciente de que he vivido unos instantes únicos e irrepetibles.
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