Matías Lacunianni y Nuria Salado (Foto: Josep Guindo) |
Los días 9 y 10 de octubre la compañía italiana Balletto del Sud, con sede en la ciudad de LECCE presentó en el Centre Cultural de Terrase los ballets El pájaro de fuego y La consagración de la primavera. Destacar que la bailarina española Nuria Salado Fusté interpretó el roll principal en El pájaro de fuego junto a Matias Laconianni en el papel del príncipe Iván Tsarevitz.
Cristina Ribé
El Ballet del Sud fue fundado en 1995 por Fredy Franzutti, uno de los coreógrafos más reconocidos y apreciados en Italia y el extranjero, invitado del Teatro Bolshoi de Moscú, de la Ópera de Roma, de la Ópera de Sofía, de la Ópera de Montecarlo, Magdeburg, Tirana y Bilbao. Reconocida por el Ministerio del Patrimonio y Actividades Culturales desde 1999, la compañía es una de las más populares de Italia. Está formada por un equipo de 20 solistas de diferentes nacionalidades, de alto nivel técnico y capaces de alternarse en los roles principales.
Cuenta con un repertorio de 42 producciones que incluyen grandes títulos de la tradición clásica y piezas modernas coreografiadas por Fredy Franzutti, a menudo embellecidas con la participación de estrellas invitadas.
El sugestivo programa constaba de dos piezas clave del compositor ruso Igor Stravinsky, ambas muy raramente presentadas al completo y en la misma representación.
El Pájaro de Fuego
Nuria Salado (Foto:Josep Guindo) |
Fue el primer encargo que el director de los Ballets Russes, Sergei Diàguilev, hizo al compositor y que le llevaría a la fama y a la gloria de una manera fulgurante: la música para un ballet cuyo tema sería un cuento popular basado en la leyenda folklórica rusa de El Pájaro de fuego.
El estreno, en la Ópera de París en 1910, resultó un gran éxito que marcó la presentación de Stravinski en sociedad.
El Pájaro de Fuego explica la aventura del príncipe Iván Tsarevitz (Matías Iaconianni) que, gracias a la ayuda de un pájaro mágico con plumas de fuego (Nuria Salado Fusté), salva a la bella Zarievna (Alice Leoncini), una princesa prisionera del terrible mago Kasxei (Carlos Montalván).
La coreografía de Franzutti es variada, viva, cautivadora y repleta de ritmo dramático e intenso. Las evoluciones de Nuria Salado, limpias, sutiles, muy técnicas, aúnan mímica y expresión reflejando exactamente su rol de pájaro mágico. Extraordinario Matías Iaconianni, bailarín formado en el Ballet School Neumeier Hamburg, apuesto príncipe de líneas elegantes y técnica depurada, muestra una simbiosis perfecta con Nuria Salado y sus Pas de Deux resultan magníficos.
Matias Iaconianni yAlice Leoncini (Foto: J.G.) |
La consagración de la primavera
Obra musical para orquesta compuesta en 1913 por Igor Stravinsky. El autor la compuso como parte integrante de una serie de ballets creados para la compañía de Sergei Diàguilev, Les Ballets Russes, presentados en París en la década de 1910 entre los que también se encuentra El Pájaro de Fuego.
A diferencia de los Ballets anteriores, obras más “rusas” y menos “rupturistas”, Stravinsky se atrevió, en esta obra, a innovar. Su estreno, como cabía esperar, fue un estrepitoso fracaso. El público comenzó a abuchear la obra cuando aún no había terminado. La crítica, por su parte, estuvo dividida entre los maravillados modernistas franceses, y los reaccionarios autores románticos y postrománticos, que la consideraron una sucesión estruendosa e incomprensible de sonidos y ruidos.
No existe sincronía entre las distintas voces de los instrumentos, lo que produce en el oyente esa sensación de imprevisión, impulso, brutalidad y desorden.
La obra describe un salvaje ritual pagano que pedía el regreso de la primavera. El ritual acababa con el sacrificio de una joven virgen (Alice Leoncini) a la cual la tribu obligaba a bailar hasta morir exhausta. Un miembro de la comunidad a cambio de la primavera. Una vida a cambio de más vida.
La revisión hecha por Franzutti transporta la historia geográficamente al sur de Italia y hace referencias a la cultura popular de la península de Salento. Para ello se sirve de imágenes musicales de gran plasticidad, evocando escenas primitivas de diferentes aspectos de la vida.
Magistral el solo de Alice Leoncini en los últimos minutos de la representación…los fuertes y perturbadores movimientos impresionan por su violencia rítmica y transportan al espectador al zénit de la obra.
Tanto Ovidiu Chitanu ( dia 9) como Lorenzo Lupi ( dia 10), brillan en sus solos con saltos imposibles y evoluciones cargadas de fuerza y energía.
Mención especial a la escenografía de Ezequiele Leandro, pintor muy ligado a Lecce. Sus obras, de estilo simple y un tanto “prehistórico” ,aparecen en el fondo del escenario con movimiento propio y en consonancia con la música. Ello produce bellos efectos muy ligados al sentido ancestral del ritual original de la obra.
Un BRAVO absoluto a este espectáculo lleno de buenas vibraciones y magníficos bailarines.
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