lunes, 4 de julio de 2022

Festival de Montpelier : "2019" de Ohad Naharin por la Batsheva

 

2019 por la Batsheva. Foto © Ascaf

El Festival de Montpelier cerraba la edición de este año con la Batsheva y su 2019 una coreografía de Ohad Naharin, su director artístico desde 1990 hasta 2018 y ahora coreógrafo residente. En unas sesiones maratonianas, la compañía israelí ofreció dos funciones diarias durante siete días. De regreso de nuestro viaje por Alsacia no podíamos dejar pasar la oportunidad de hacer parada en la ciudad francesa para descubrir esta propuesta.

Carolina Masjuan 

Al llegar al teatro con nuestras entradas no numeradas, se nos divide en dos grupos, uno accede por la derecha, el otro por la izquierda. Los de nuestro grupo pasamos por la magnífica sala del Corum/Ópera Berlioz, en la que disfrutamos hace ya algunos años de representaciones inolvidables -Compañía Nacional de Danza con Nacho Duato, Ópera de París con José Carlos Martínez, Ballet de Frankfurt con Bill Forsythe-, intrigados por saber dónde nos van a colocar. 

2019 por la Batsheva. Foto © Ascaf
Llegamos a unas gradas con unas seis o siete filas de asientos y nos sentamos. Delante nuestro un telón negro muy largo nos oculta el escenario. No sabemos dónde ha ido el otro grupo. Llega un bailarín con look andrógino calzado con unas botas altas negras, con tacón stiletto, nos mira directo y decidido, instalado sobre sobre la tarima, con el telón detrás, mientras una voz en francés, inglés y suponemos que hebreo, recomienda apagar los teléfonos, no hacer fotos, etc... para acabar informándonos donde están las salidas de emergencia. Somos conscientes de que vamos a emprender un viaje, eso es evidente, quienes estamos habituados al trabajo de Ohad Naharin, sabemos que nunca nos deja indiferentes. Y luego el telón cae de forma brusca y al otro lado del escenario/pasarela descubrimos al otro grupo. Algunos se saludan efusívamente de un lado a otro, felices de reconocerse entre el público, y empieza la función.


2019 por la Batsheva. Foto © Ascaf
La pieza, homenaje al padre de Ohad, Eliav Naharin, fallecido en 2018, ha sido coproducida por el Festival de Montpelier. Con música tradicional judía, incluye un canto al nuevo año con una bailarina cantando mientras va ofreciéndonos poses, sujeta en el marco de una de las entradas y con la letra en hebreo proyectándose en los laterales, desvelando la felicidad que estamos seguros nos va a proporcionar el futuro, todo irá bien...  

También encontramos una nana. Y un texto de Hanoch Levin, dramaturgo israelí y escritor, escrito a raíz de la "guerra de los seis días" en el 67 que habla de nosotros, la gente, de tí, de mí y del próximo conflicto, que pasará, pero que vendrá otro, para volver a recomenzar, cantando, a tí, a mí y al nuevo conflicto.... en esa pasarela, ese espacio que puede simbolizar la franja estrecha de tierra entre el Jordán y el Mediterráneo, donde habitan identidades muy diversas, como lo son los 18 bailarines que tenemos en escena y que sentados, se mueven al unísono.

2019 por la Batsheva. Foto © Ascaf
Hay muchos registros diferentes en la pieza, citemos lo que nos dice la artista israelí con base en Tel Aviv, Michal Helfman, sobre ella: “2019 es una creación en la que el movimiento, el espacio, el tiempo y el texto se entrelazan para encarar el estado de las causas sociales, globales y locales. La audiencia y los bailarines están contenidos dentro de una cápsula arquitectónica hermética que los encierra en una realidad, en un espacio diseñado por Gadi Tzhor, construido específicamente para este trabajo en el estudio “Varda” que es donde la compañía realiza ensayos. En la escala en que las obras de Naharin se encuentran entre lo abstracto y lo realista, “2019” mantiene la relación más directa con la realidad”.

El vestuario, como viene siendo habitual en la Batsheva, ha sido creado por la también bailarina de la compañía, Eri Nakamura. La iluminación se debe al muy reconocido Avi Yona Bueno y el diseño de banda sonora y música original es de Maxim Varat junto al asesor musical Nadav Barnea.

2019 por la Batsheva. Foto © Ascaf
El espectáculo contempla algunas sorpresas que no vamos a desvelar, deseando que cuanta más gente mejor pueda disfrutarlo, porque los 75 minutos que dura 2019, pasan en un soplo para la audiencia. Imaginamos que no para los bailarines, quienes en un tour de force ofrecen dos espectáculos seguidos por día, durante siete días, en Montpelier. Y es que lo que nos ofrecen, muchas veces corta el aliento ¿cómo son capaces de moverse a esa velocidad, con esa energía, saltando de esa manera, tantos al mismo tiempo, en ese espacio tan limitado, sin llegar a chocar nunca? Primero sólo los chicos, con una potencia alucinante, luego sumándose las chicas, igualmente energéticas y poderosas, técnica Gaga a su más alto nivel, técnica de la que por cierto es instructora para España, la coreógrafa y bailarina catalana de La Veronal, Ariadna Montfort.

La danza de todos con esas botas ya mencionadas, de tacones stiletto, esos movimientos imposibles calzados con semejantes zapatos. Sobre todo las mujeres podemos entenderlo muy bien ¡si ya es difícil caminar con ellos, no podemos imaginar cómo consiguen realizar las proezas que observamos en escena!

2019 por la Batsheva. Foto © Ascaf
Pero no siempre se trata de virtuosismo y potencia, hay espacio también para la reflexión y la introspección, conexión en las miradas, a veces tristeza, solidaridad, abrazos, tomarse de la mano para mostrar su apoyo. Otro momento de impacto son las bailarinas colgadas en el lateral, recogidas por sus compañeros.

Eri, a quien conocemos desde hace años y a quien nos encantó ver de nuevo, nos comentaba al finalizar la función, que en Israel la pieza había obtenido un gran éxito. Evidentemente el público conectaba inmediatamente ya que todo lo que cuentan lo han vivido y es el pan suyo de cada día, sobre todo acompañados por esas músicas y canciones con las que han crecido. Pero la sorpresa fue al bailarla en París, en Orsolina y ahora en Montpelier, con la reacción tan entusiasta del público que igualmente conecta profundamente con lo que percibe en escena y lo que esos magníficos artistas transmiten.

Los bailarines con Ohad Naharin

El hecho de tener a los bailarines casi, o sin casi, a tocar de mano, esa cercanía conmovedora y a veces incluso intimidatoria, conmueve o intimida sí, pero seduce y crea una gran complicidad. Danza que toca tu espíritu, tu mente, tu cerebro y tu corazón. Que sea cual sea tu formación o conocimiento en el arte del movimiento, clásico, neoclásico, contemporáneo, te atrapa irremediablemente. Así nos sucedió y así queremos contarlo. Si tienen ocasión de verlo, no se lo pierdan.

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