lunes, 11 de julio de 2022

Festival de Peralada – Ballet de Munich

Ballet de Munich en Rubís. Foto: Toti Ferrer

Para la inauguración de esta edición, el Festival Castell de Peralada ha contado con el Bayerische Staatsballet de Munich, dirigido desde hace poco por la ex étoile de la Ópera de París, Laurent Hilaire, que había renunciado a su puesto de director del Ballet del Teatro Stanislavsky de Moscú y sucedía en el cargo a Igor Zelensky. Si bien nos habría encantado poder ver a la compañía bávara con un ballet completo de su extenso repertorio (vimos el maravilloso Onegin de Cranko hace años en el Festival de PortaFerrada y nos desplazamos a Munich hace otros tantos para disfrutar de un Corsario con Lucía Lacarra como Medora) la variada propuesta de las dos noches nos permitió verles en distintos registros, descubrir nuevos coreógrafos y disfrutar del trabajo de algunos de los más aclamados creadores del momento. 

Carolina Masjuan 

CAMINOS Y HORIZONTES - NOCHE INAUGURAL 

El día del estreno, el telón se levantó con el Capriccio for piano and orchestra, de George Balanchine y con música de Igor Stravinsky, los Rubís, la parte central del ballet Jewels del coreógrafo ruso afincado en Estados Unidos. Estrenado en 1967 fue el primer ballet clásico abstracto de larga duración, un ballet que refleja la frenética y optimista vida en Nueva York a principios del siglo XX. 

Con el elenco bien colocado, ataviado con el vistoso y atractivo vestuario creado por Karinska, aunque sin la escenografía original colgando en el centro del escenario, nos encontramos con una representación algo deslucida, recordábamos el mismo ballet, aunque en esa ocasión completo, con las francesas esmeraldas y los rusos diamantes, bailado por el Mariinsky en San Petesburgo y no conectamos. Al cuerpo de baile le faltaba cohesión y la interpretación en general no acababa de llegar.

With a chance of Rain de Liam Scarlett
Foto: Toti Ferrer
Con With a chance of rain del admirado y añorado creador británico Liam Scarlett y música de los Seis preludios de Serguei Rakhmáninov, nos encontramos con una pieza romántica para ocho bailarines. Un exuberante y expansivo ballet de Liam Scarlett de gran plasticidad que trata de forma magistral, recreando una atmósfera única, la relación existente entre la música y la danza. Sabíamos que íbamos a disfrutar. Hemos podido admirar varias veces, también en Peralada con Lest we forget (el programa que trajo hace unos años el English National Ballet incluía un ballet suyo) el trabajo de este joven que se quitó la vida tras unas acusaciones de abuso nunca investigadas. 

With a chance of rain es una pieza muy íntima y romántica, con la maravillosa música interpretada en directo al piano por un excelente Dmitry Mayboroda. El segundo movimiento en concreto, fue de una belleza arrebatadora y la compañía alemana nos conquistó, aquí sí, totalmente. La sensibilidad y delicadeza de Liam llevada a la excelencia. 

El primer programa finalizó con un registro totalmente distinto, la coreografía Bedroom Folk, de la israelí Sharon Eyal, que había formado parte del programa presentado por el Nederlands Dans Theater para la inauguración del Festival Grec. Sharon Eyal es la coreógrafa de moda del momento, ex bailarina de la Batsheva, -pueden leer aquí nuestra crónica del trabajo de esta compañía en la edición de este año del Festival de Montpelier- en esta ocasión se sirve de la música electrónica de Ori Lichtik, para hablarnos sobre la compulsión de formar parte de una identidad grupal, sobre la pérdida de la individualidad y lo hace a través de una coreografía repleta de abstracción de los movimientos, pero donde las situaciones surgen una y otra vez. 

Bedroom Folk de Sharon Eyal. Foto: Toti Ferrer

Las figuras de los ocho bailarines, vestidos con maillots negros, lucen gracias a un fondo monocromático en el que se proyectan sus propias sombras, creando un sorprendente juego escénico y formando un grupo compacto e hipnótico, en una pieza que, aunque a veces se nos hace repetitiva, uno no puede más que dejarse atrapar por su poderosa fuerza visual y la magnífica interpretación de la formación de Munich. 


LOS COLORES DEL ALMA – Programa de la segunda noche 

La segunda noche abrió con Affair of the Heart de David Dawson, con música del Concierto para violín y orquesta de cuerdas del compositor canadiense Marjan Mozetich

Affair of the Heart de david Dawson.
Foto: Toti Ferrer
Estrenada el pasado mes de abril, la obra, para trece bailarines, nos permite experimentar la conexión tan especial que existe entre la música y la danza, en cómo un cuerpo puede convertirse en melodía. 

Una pieza que, tal y como explica su creador, “trata sobre el amor mismo. Estos ‘asuntos del corazón’ son una oda al amor. Es un soneto de amor. Es alegre, es apasionante, es ardiente. Está vivo. Es una celebración del ser”. 

Con una escenografía y un vestuario fríos y elegantes, ya sea con pasos a dos perfectamente coordinados o en canon y arropados por bailarines realizando trabajos coreográficos distintos pero coherentes con el todo presentado, Affair of the Heart, es una obra bella muy representativa del trabajo de este coreógrafo muy reclamado actualmente por las mejores compañías.

Seguimos con Pictures at an exhibition de Alexei Ratmansky, una alegre y dinámica pieza que el coreógrafo ucraniano, nacido en Rusia, creó para el New York City Ballet en 2014 con la famosa partitura para piano de Modest Músorgski. Aquí, Ratmansky invita a los bailarines a una travesía lúdica por diferentes partes del mundo. 

Pictures at an exhibition de Alexei Ratmansky
Fotos: Toti Ferrer
Una pieza que, a pesar de estar basada en la técnica del ballet clásico, los bailarines son constantemente extraídos de su zona de confort para ofrecer giros rápidos, pasos innovadores, port de bras contemporáneos y saltos animados, siempre en sintonía con la música, que va marcando el ritmo, la melodía y el estado de ánimo de los bailarines, tan cambiantes como las acuarelas de Vasili Kandinsky que configuran el espacio. 

Con muchos movimientos en espiral, ellos pueden ser duendes del bosque, ellas, traviesas hadas salidas del sueño de una noche de verano, leitmotiv del Festival de este año. En todo caso, sea cual sea el momento, lo disfrutamos mucho y también todo el público en general que les obsequió con una gran ovación, también para el pianista, de nuevo Dmitry Mayboroda, quien interpretó la pieza en directo.

Antes de caer el telón, como suele ser habitual cunado se bailan ballets de Ratmansky, la compañía bávara tuvo un gesto con el conflicto ucraniano proyectando la bandera del país. 

Y llegó la sorpresa de la noche, no porque se tratara de una pieza nueva, al contrario, repitieron con los Rubís de Balanchine de la noche anterior, pero lo cierto es que la energía que había en escena el sábado era totalmente distinta a la de la noche anterior. Hubo cambio en el elenco y un bailarín que había llamado nuestra atención siempre que salía en escena, era en esta ocasión el bailarín principal del paso a dos. 

Rubís de Balanchine
Foto: Toti Ferrer
No sólo él, si no todos en este cierre de la compañía alemana en su paso por Peralada, nos conquistaron y nos reconciliamos totalmente con las Joyas, los rubís en este caso, y su innovadora, entonces, en su estreno a mediados del siglo XX, técnica para un ballet clásico, con pies en flex, provocadores movimientos de cadera, movimientos de manos irregulares, saltos más propios del claqué o de la danza jazz, ... innovaciones del genio ruso afincado en nueva york y creador del New York City Ballet. Y ¿Quien era ese bailarín que de entre todos llamó poderosamente nuestra atención? Pues el joven canadiense Shale Wagman que en esta ocasión asumió el paso a dos principal acompañado por Carolina Bastos

Pues resulta que al acabar estas funciones, cuando los bailarines y su director celebraban el éxito de las representaciones, en medio de los aplausos y abrazos, Laurent Hilaire anunció su ascenso de rango en la compañía. Después de Peralada pasa a ser Primer Solista. Seguro que siempre recordará su paso por el bello Empordà, el magnífico castillo y el exquisito Festival. Si Shale, por su siempre brillante ejecución, pero sobre todo por su manera de bailar, expresiva y pasional, nos cautivó, no podemos dejar de afirmar que la compañía está formada por excelentes bailarines que comprometidos con su arte, nos hicieron vibrar y vivir unas noches de nuevo inolvidables. 

Campus Peralada.
Foto: Ricard Roselló
Mencionar también la magnífica iniciativa del Campus Peralada que organizó una barra de ballet en la plaza del pueblo para los alumnos de las escuelas de danza de la zona, dirigida por el Bailarín Principal y maestro de ballet de la compañía, Javier Amo, y con la participación de algunos de los bailarines de la compañía. Ver a esos jóvenes estudiantes trabajar concentrados e ilusionados, aprovechando esa magnífica oportunidad que se les brindaba era algo sumamente inspirador. Pequeños espectadores impresionados, empezaban a hacer sus pinitos imitando lo que veían hacer a los mayores. «Creando afición» como describió en su magnífica foto el video-creador y fotógrafo residente en Peralada Ricard Rosselló.

El Festival de Peralada es sin ninguna duda el evento del verano, la cita para todos los amantes de la danza, el lugar de encuentro al que nadie falta, críticos, programadores, directores de escuelas, coreógrafos, jóvenes futuros bailarines, bailarines consolidados, bailarines que fueron, artistas de disciplinas diversas, público balletómano en general, .... 

La excelente organización, la amabilidad y el buen hacer, tanto de la dirección como de todos y cada uno de los miembros del equipo de premsa, crean una atmósfera única en la que se establece un agradable sentimiento de pertenencia al lugar que no se da en ninguna otra parte. Muchas gracias.


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