Miguel Ramiro y Teresa Abarca en acción (Foto: Javier Naval) |
Música, risas, danza, sexo y sobre todo muy buenos actores sobre el escenario del Teatro Nuevo Apolo de Madrid. 50 Sombras, el musical se nos presenta no solo como una magnífica parodia del best seller homónimo sino también como una crítica abierta acerca de los abundantes clichés que rodean al mundo del erotismo.
Lola Ramírez
Ellos, los intérpretes, Miguel Ramiro, Teresa Abarca, María Blanco, Ángel Padilla, María José Santos, Celia Vergara, Sergio Arce y Eva Manjón son sin duda el mejor argumento de este musical que se ríe con ganas del sadomasoquista argumento de 50 sombras de Grey, la novela erótica escrita por E. L. James. Convertido el libro en best seller de ventas y en el eje de elucubraciones de alta temperatura para muchos, ha sido para otros, entre los que me incluyo, un bodrio literario imposible de terminar. Me senté en el patio de butacas con la misma ración de escepticismo que de curiosidad, convencida de que tan solo una dosis extrema de talento podría convertir la historia de James en algo interesante.Y así fue. 50 Sombras, el musical no es solo una parodia afinada del libro sino también del sobrevalorado y mitificado mundo del sexo, al que se le cuelgan muchas más medallas y honores de los que el común de los mortales llega a saborear a lo largo de su existencia. Christian Grey (Miguel Ramiro) es en la novela un millonario empresario, guapo, potente y con tendencias sado a la hora de practicar el sexo. El personaje, trasladado al terreno del musical y en la piel de Ramiro se convierte en un simpático galán, un tanto chiflado y dispuesto a follarse a todo lo que se le ponga delante, incluso como él mismo dice, al impopular virus del ébola. Una interpretación realmente brillante y en muchos momentos desternillante. Y eso es lo mejor que ha logrado Jesús Sanz-Sebastián con la adaptación argumental de esta obra que ha triunfado ya en los escenarios de Estados Unidos, Alemania, Holanda y Francia.
50 Sombras el musical, pone en escena a tres amigas que tienen un club de lectura y deciden sacar a flote lo que ellas denominan su "diosa interior" leyendo la novela de E. L. James. Teresa Abarca se mete en el alma de Anastasia convirtiéndola en una adolescente ingenua, tierna y un poco bobalicona que se pirra por los huesos de Christian. La actriz se luce con una voz preciosa y borda el papel. Todos los actores de este musical lo hacen. Lo dicho: es una interpretación coral que merece el aplauso del público y una comedia creada para ejercitar algo tan saludable como el sexo: la sonrisa.
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