lunes, 5 de noviembre de 2018

Una noche de ballet inolvidable con La Bayadère del Royal Ballet

Marianela Nuñez, Nikiya. Foto: Bill Cooper

El pasado jueves 1 de Noviembre pudimos asistir a la premier de La Bayadère por el Royal Ballet, en la Royal Opera House de Londres. La versión de Natalia Makarova del clásico de Marius Petipa y Sergei Khudekov fue representado por primera vez por el Royal Ballet en el año 1989, habiéndose representado previamente por el American Ballet Theatre (1980) y más tarde por el Ballet de La Scala, Royal Swedish Ballet o Australian Ballet. A través de su versión de La Bayadère, Natalia Makarova populariza este clásico de la danza clásica en todo el mundo, pues hasta entonces no había salido del territorio ruso. 

Sylvia Julià

Hay que recordar que en España, en el Teatro Real primero y luego en el Liceu, pasando por San Sebastián y Canarias, pudimos disfrutar de esta misma versión con la compañía de Ángel Corella y unos elencos de lujo, con sus bailarines titulares y estrellas invitadas y siempre le estaremos agradecidos por ello.

Marianela Nuñez, Nikiya y Vadim Muntagirov, Solor.
Foto Bill Cooper
Petipa nos plantea una historia de amor, celos y muerte, entre dos mundos, un reino en la lejana India y el Reino de las Sombras. A parte de una coreografía donde los bailarines solistas pueden lucirse individualmente y con los pasos a dos, la característica principal de esta pieza, en mi opinión, es la importancia que toma el cuerpo de baile, por lo que supone un gran reto no solo para los bailarines solistas protagonistas si no para la compañía al completo.

Para contarnos la historia de La Bayadère, o La Bailarina del Templo, Petipa nos traslada a un reino lejano y exótico en la India, donde la bailarina del templo Nikiya y el guerrero Solor se declaran amor eterno. Pero su amor se encuentra con barreras muy difíciles de superar, por un lado, Nikiya sufre el acoso del Gran Brahmán que la desea a toda costa, y aun más complicada es la situación de Solor, quien es elegido por el Rajah para casarse con su hija, la princesa Gamzatti.

Cuando el amor entre Nikiya y Solor es conocido por Gamzatti, la princesa intenta poner fin a ese romance de la única manera posible, con la muerte de Nikiya, pero en vez de hacer olvidar a Solor consigue intensificar el recuerdo de Nikiya en su cabeza, mientras entre sueños de opio se reencuentra con ella en el Reino de las Sombras.

Natalia Osipova, Gamzatti.
Foto: Bill Cooper
Para la noche del estreno, Kevin O’Hare, director del Royal Ballet, eligió un elenco extraordinario que nos daba ya muchas pistas de lo que iba a suceder en el teatro de la ópera de Londres esa noche. Nuñez, Osipova, Muntagirov, prometían una noche de ballet inolvidable, pero aun hubo otra figura que deslumbró a todos los asistentes y, me atrevería a decir, que provocó el aplauso más sincero de la noche: el cuerpo de baile. Cada uno de los bailarines y bailarinas que forman el Royal Ballet demostraron no solo una elevada destreza técnica, si no una magnífica compenetración, una hermosa coordinación, una elegante seguridad, y lo que diríamos en el ámbito deportivo, un maravilloso trabajo en equipo.

Marianela Nuñez en el papel de Nikiya, La Bayadère, no rebajó ni un grado las elevadas expectativas desde el primer instante en que pisó el escenario en el inicio del primer acto. Comprometida con el personaje en todo momento y profundizando en cada paso de la coreografía, nos fascinó en los diversos perfiles de Nikiya: enamorada, traicionada y como espíritu del Reino de las Sombras. Acostumbrados a su expresivo y a la vez riguroso baile, fuimos de nuevo testigos de su estilo interpretativo tan dulce y emocional. Su belleza en cada movimiento destacando un tronco superior sublime, con elegantes torsiones de espalda y hermosas líneas de brazos, completado a la perfección con un excelente trabajo de puntas.

Natalia Osipova deslumbró en su interpretación de la princesa Gamzatti. Con una técnica excelente y su presencia en el escenario, fue la perfecta contraposición de Nikiya. La hija del Rajah se desenvolvió con gestos más fríos, remarcando su poder y su orgullo. La fuerza interpretativa de Osipova nos enemista con el personaje desde el primer movimiento, la bailarina rusa nos hace disfrutar de una hermosa malicia mientras nos deleita con una ejecución impecable. Osipova y Nuñez intercambiarán papeles en próximas funciones y será muy interesante ver como se desenvuelven en el rol opuesto.

Vadim Muntagirov encarna a Solor, el guerrero enamorado de Nikiya pero que debe casarse con Gamzatti por orden del Rajah. La altura, elegancia y fuerza del bailarín ruso colaboran en la credibilidad del personaje, que a pesar de estar algo lejos de sus partenaires en el ámbito interpretativo, nos fascina con una ejecución espectacular e impecable de la coreografía. Su destreza técnica y su altura en los saltos se pone de manifiesto en la rueda de grand jetés y tours en l’air que desatan los aplausos del público maravillado.

El Cuerpo de Baile del Royal Ballet
en el Reino de las Sombras. Foto: Bill Cooper
El tercer protagonista de esta versión de la Bayadère es el cuerpo de baile, especialmente cuando Solor, en su sueño de opio, es transportado al Reino de las Sombras. Petipa nos transporta a este mundo oscuro e irreal con la entrada de las bailarinas del cuerpo de baile, una a una, todas interpretando la misma rutina: arabesque, plié con port de bras hacia atrás y dos pasos hacia delante. Y así van entrado, dibujando en el escenario las múltiples visiones de La Bayadère en la mente de Solor, con tanta precisión y coordinación que cada una parece ser el espejismo de la bailarina de delante. Impecables las bailarinas que interpretan a las tres sombras durante el segundo acto : Choe, Naghdi y Takada. Las dos últimas bailarinas principales de la compañía que interpretan los roles protagonistas de Nikiya y Gamzatti en próximas representaciones.

El vestuario, la luz y la escenografía nos transportan espectacularmente a través de los diferentes ambientes donde transcurre la historia, los hermosos vestidos orientales de colores, los brillos, los velos y las joyas dan paso a los tutus blancos que iluminan el Reino de las Sombras, simbolizando las figuras etéreas, el ambiente mágico, el mundo irreal de los espíritus.

Destacamos la exótica de la danza del Ídolo de Bronce, que en esta ocasión permite lucirse a Alexander Campbell, bailarín australiano y principal de la compañía. También tuvimos el placer de ver a la bailarina española Itziar Mendizabal en el Pas D’Action en el primer acto, Itziar es primera solista del Royal Ballet desde 2010.

El Cuerpo de Baile del Royal Ballet
en el Reino de las Sombras. Foto: Bill Cooper
Producciones como La Bayadère ponen al descubierto la categoría de una compañía de ballet y el Royal Ballet supera con creces el reto y se sitúa en la cabeza de la danza clásica. En el camino siempre acompañado por su audiencia, un público leal y entregado, consciente de la compañía que lo representa, orgulloso, comprometido y fiel. Un sueño para los amantes de la danza, poder identificarse con un proyecto de tal belleza y riqueza cultural, que crea un legado artístico inconmesurable para las futuras generaciones, además de fomentar valores como el esfuerzo, el trabajo, la salud y la superación.

Esperamos que el Ballet de Catalunya tenga el apoyo social, institucional y empresarial necesario para consolidarse como la compañía de ballet de Catalunya, y que pueda deleitarnos con muchas noches mágicas como la que vivimos con el Royal Ballet el pasado jueves.

La Bayadère de Makarova se sigue representado en la ROH hasta el 17 de noviembre, pero para los lectores que quieran verla tenemos que decir que las entradas están agotadas desde hace semanas para todas las funciones, aunque aún tendremos otra oportunidad de verla en cines el día 13 de noviembre. Podréis encontrar más información aquí

Nos gustaría dejaros para el recuerdo de esa fantástica noche el link a la fotografía que Marianela Nuñez publicó en su cuenta de Instagram, donde aparece también la gran Natalia Makarova, situada entre Nuñez y Muntagirov.


Elenco 1 de noviembre 2018

Nikiya:  Marianela Nuñez
Solor;  Vadim Muntagirov
Gamzatti:  Natalia Osipova
El Gran Brahmin:  Gary Avis
Rajah:  Thomas Whitehead
Coreografía: Natalia Makarova sobre la original de Marius Petipa
Producción: Natalia Makarova
Escenografía: Pier Luigi Samaritani
Diseño de vestuario: Yolanda Sonnabend
Diseño de luces: John B. Read
Música: Ludwig Minkus interpretada por la Orquestra de la Royal Opera House
Director orquestra: Sergey Leviti




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